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La discoteca Pachá, cerrada tres meses por vender alcohol a menores

Antonio Jiménez Barca

La Policía Municipal cerré ayer la discoteca Pachá, situada en el número 11 de la calle de Barceló (distrito Centro), porque, según el Ayuntamiento, en su interior se ha vendido alcohol a menores de 16 años. El precinto, colocado a las doce de la mañana de ayer, permanecerá en la puerta de la discoteca tres meses.Ha sido la Junta Municipal de Centro, merced a un decreto firmado por el concejal de Seguridad, José Ignacio Echeverría, la que ha ejecutado la orden de clausurar temporalmente el establecimiento.

El Ayuntamiento se ha apoyado en dos leyes para precintar la discoteca: la Ley Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana, que es la que faculta al municipio para cerrar locales, y la Ley de Garantías de los Derechos de la Infancia y la Adolescencia de la Comunidad de Madrid, donde se prohíbe servir alcohol a menores. Echeverría mantiene que el local había sido advertido "muchísimas veces" desde mayo del año pasado. "La Policía Municipal ha investigado muchas veces Pachá; de hecho tiene 21 sanciones: cuando no eran menores bebiendo alcohol era otra cosa. Al final, no hemos tenido más remedio que cerrar la discoteca", sostiene el concejal Echeverría.

Sergio Vidal, director de la discoteca Pachá, por su parte, explica así el cierre: "El pasado 29 de septiembre quisieron entrar en la discoteca unas mil personas; hasta se atascó la calle y tuvimos que llamar a la policía para que pusiera un poco de orden; en el tumulto entraron algunos menores en la discoteca. Tengo que decir también que es difícil para los porteros controlar quién entra y quién sale, porque hay mucho menor que falsifica una fotocopia del carné de identidad para que le dejemos pasar a la discoteca". El director de la discoteca se manifiesta "totalmente respetuoso con la ley del menor" (que prohíbe suministrar a los menores de 16 años bebidas alcohólicas).

"Pachá, a pesar de todo lo que ha pasado, aprueba la ley del menor y la defiende", agregó. "No sé cuánto podemos perder estos tres meses sin clientes", concluyó Vidal.

Cuando se precintó la discoteca en la mañana de ayer, sus responsables ya estaban avisados y no opusieron resistencia.

"No me creo que no puedan vigilar en la entrada", dice el concejal de Seguridad. La excusa del director de la discoteca Pachá está clara: "Es casi imposible controlar, cuando la afluencia de público es masiva, si la edad de los que quieren entrar en el local es mayor o menor de 16 años". Pero al concejal de Seguridad del Ayuntamiento, José Ignacio Echeverría, no le vale: "Todo el mundo sabe que en la puerta de las discotecas se ponen unos sujetos que saben controlar muy bien a quién tienen que dejar pasar y a quién no; no me creo que en Pachá no puedan vigilar. Eso no me sirve".

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El concejal sostiene que el pasado 29 de septiembre la discoteca, además de vender alcohol a menores, dejó entrar a mucha más gente de la permitida. "Esa discoteca tiene un aforo de 1.050 personas y los policías que fueron para allá descubrieron 1.800 jóvenes bailando", dice Echeverría.

Ese día de septiembre, los agentes identificaron hasta 29 menores dé¡ 16 años, pero el concejal sospecha que había muchos más: un, buen número de jóvenes se escurrieron entre los policías al ver que los agentes trataban de agarrarles."Fueron muy ágiles en esa ocasión", mantiene Echeverría, refiriéndose a los menores.

Echeverría también mantiene que ese día la discoteca había repartido folletos publicitarios en los que, al lado de una marca de whisky, aparecían unas fotos de menores. "El problema de estos locales es que no quieren hacer caso de las intervenciones policiales. Espero que ahora actúen de otra manera", añade el concejal.

Revisar el carné

Anoche, un par de carteles colocados con cinta aislante advertían de la nueva situación: "Por orden municipal, hoy permanecemos cerrados". A las 22.30, Ruth Viejo, de 17 años, acudía, junto con tres amigos, a la sala. Ella se había enterado de la noticia en el taxi. "Yo sé que el día de la inauguración de la presente temporada [el 29 de septiembre] hubo menores que se colaron y luego vino la, poli. cía; pero los días normales los porteros piden el carné y lo revisan mucho, porque hay gente que lo falsifica", dice la joven.

Ruth prosigue, un poco enfadada con la decisión de Ayuntamiento: "Yo le diría al concejal [José Ignacio Echeverría, responsable último del cierre] que buscara en otros sitios de Malasaña, porque ahí sí que hay muchos menores de 16 años que van a pillarse un pedo, y no aquí". Los acompañantes de Ruth, que, como la mayoría de los jóvenes que se acercaban a la puerta de Pachá, se habían enterado del cierre por los dos carteles, estaban de acuerdo con su amiga. "Hay sitios peores que Pachá. Aquí, la gente viene de fiesta, no a emborracharse, y los porteros se preocupan mucho de mirar los carnés, incluso se forman colas por lo lentos que van", contaba Miguel Gutiérrez, de 17 años, estudiante de BUP. Ayer por la noche no había mucha gente en la puerta. Los jóvenes que llegaban a la entrada y comprobaban que estaba cerrada se desperdigaron por los muchos bares de la zona.

Cuando el fotógrafo de este periódico intentaba tomar unas imágenes de la puerta y de los carteles, uno de los empleados de la seguridad de la discoteca salió del local enardecido y le zarandeó. Otros miembros del personal de Pachá convencieron al instante al agresor de que volviera a meterse dentro.

40.000 pesetas de multa

La discoteca Pachá atesoraba 21 sanciones desde mayo del año pasado., La obligación del local, tras recibir las denuncias era la de pagar una multa que no excedía en ningún caso de las 40.000 pesetas, según el concejal de Seguridad.

Precisamente, la Comunidad de Madrid estudia el elevar multa para este tipo de inacciones. En el último pleno e la Asamblea, Jesús Pedrohe, consejero de Presidencia, habló de un proyecto para una nueva Ley de Espectáculos. "Pero, por ahora, hay que apear a la conciencia del empresario", manifestó Pedroche.

El Ayuntamiento piensa investigar la situación de otros locales. "Yo lo tengo muy claro. Mi labor como concejal de Seguridad es la de proteger, sobre todo, a niños y a ancianos, a los más débiles, y vigilar los locales para que no vendan al cohol a menores es una manera de protegerlos", afirma Echeverría.

El 12 de julio de 1990 se precintó la discoteca Archy, en ese aso por narcotráfico y consumo de drogas.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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