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La polícia busca en los vídeos al autor del disparo que hirió de gravedad a un agente en Ceuta

¿Quién disparó? La policía busca la respuesta en los vídeos y en la bala atrapada junto al pulmón derecho del policía Antonio Arrebola Alcántara. El agente cayó herido de gravedad durante la refriega que el miércoles enfrentó en Ceuta a unos 150 inmigrantes ilegales con un combinado formado por policías, guardias civiles y varios centenares de vecinos armados de piedras, palos, barras de hierro y hasta cascos de motocicleta. El calibre del proyectil, cuya extracción todavía es imposible dada la gravedad del herido, ayudará previsiblemente a desvelar si el disparo partió de los inmigrantes, de los propios agentes o de algún vecino apostado en una azotea. Ni la pistola ni el casquillo han aparecido.

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La batalla campal del miércoles ha dejado resaca en Ceuta. La policía -50 agentes de la Unidad de Intervención llegados desde Sevilla seis horas después de los incidentes, a los que se han sumado 56 guardias civiles de la Unidad Básica de Actuación (UBA) y un helicóptero que vigila la frontera para impedir nuevas entradas clandestinas- mantenía ayer detenidos a 300 inmigrantes de raza negra en dos naves del muelle. En una, los 168 presuntos culpables: las heridas delataban su participación en la pelea. En la otra nave, 132 africanos -también en situación de ilegalidad- que al percatarse de la gravedad del altercado corrieron a entregarse.No sólo se salvaron de la sospecha, también del linchamiento. Los vídeos grabados por las dos televisiones locales reflejan la saña con que algunos vecinos intentaron suplir la impotencia policial. José Moreno, taxista de 35 años, estaba allí: "Los africanos empezaron a tirar piedras, a quemar gomas en la carretera. Nosotros nos defendimos. Algunos con barras de hierro, otros con palos de béisbol. Todos con piedras. Si no llegamos a intervenir machacan a los policías". Moreno, dolido por la "ingratitud" de los africanos hacia una ciudad hasta ahora "tan hospitalaria", apostilló: "Se comportaron como unos salvajes, como lo que son...".

A pesar del brote racista, la delegada del Gobierno, Carmen Cerdeira, ha reconocido a EL PAÍS que los vídeos, base de la investigación policial, "no servirán en ningún caso para sancionar a los ciudadanos, y sí para tratar de localizar a los culpables; sobre todo al autor del disparo".

Algunos políticos locales, entre ellos el propio alcalde, mostraron ayer su buena disposición a echar leña al fuego. El más eficaz, el presidente del PP en Ceuta, Jesús Fortes, quien alabó con dos palabras la reacción popular: "Contundencia merecida".

Poca vigilancia

Nadie se esperaba en Ceuta, una ciudad de 80.000 habitantes, de los que 7.000 son militares, la acción violenta de los inmigrantes. De hecho, la plaza se hallaba desguarnecida. Por un lado, la delegada del Gobierno se encontraba en Sevilla asistiendo a los actos en honor de la patrona de la Guardia Civil. Por otro, la mayoría de los efectivos policiales vigilaban la repatriación de 60 inmigrantes turcos -ellos aseguraban que eran kurdos para conseguir el estatuto de refugiados políticos- hacia su país de origen. Fue ésta, precisamente, la mecha que encendió el conflicto. Los refugiados africanos, algunos de los cuales llevan más de dos años esperando ser aceptados por España, creyeron que los turcos -también llegados por la frontera con Marruecos pero sólo unos días antes- sí habían alcanzado ese favor.Perdieron la cabeza y, al parecer, en mal momento. Según la delegada del Gobierno, desde julio se había conseguido que distintas organizaciones no gubernamentales y ayuntamientos de todo el país acogieran a más de 70 inmigrantes. "Ahora todo ese trabajo se viene abajo", opina Carmen Cerdeira.

Los vecinos de Ceuta, que hasta el miércoles habían admitido sin grandes protestas la presencia de los africanos, piden ahora que el Gobierno de Madrid les libre de sus huéspedes actuales y de los futuros: sellando la frontera con Marruecos. La gran obra de impermeabilización de la frontera -una especie de muralla de 8,5 kilómetros que dentro de año y medio habrá costado 3.024 millones- se anuncia como el remedio de todos los males.

Un portavoz. policial admitió ayer su talón de Aquiles: "Por la frontera se cuelan inmigrantes a diario. Hay verdaderas mafias organizadas. La prueba es que hace unos días, coincidiendo con la entrada de los turcos, cesó la llegada de africanos. Los traficantes de hombres, como buenos negociantes que son, pasan primero a quien paga más. Y los turcos tenían hasta collares de oro". Ayer llegaron a Turquía, después de haber acariciado un sueño que para sus colegas del sur del Sáhara acaba de convertirse en pesadilla.

Un acuerdo mojado

Una pesadilla de la que no se escapa el propio Gobierno, que ha de decidir cuanto antes qué hacer con estos 300 refugiados. El Ejecutivo español y el marroquí suscribieron en febrero de 1992, siendo ministro del Interior José Luis Corcuera, un tratado de readmisión según el cual Rabat se comprometía a repatriar a los inmigrantes de los que se pudiera probar que habían entrado ilegalmente en España, saltando desde Marruecos.Corcuera vendió en su día este tratado como una importante medida para luchar contra la inmigración ilegal, puesto que es fácil demostrar que la inmensa mayoría de los africanos que entran ilegalmente en Ceuta o Melilla lo hacen a través de territorio marroquí. Según el acuerdo, después sería Marruecos quien se ocupara de continuar los trámites para averiguar. el origen de esas personas y proceder a su repatriación. Pero el acuerdo se ha quedado en papel mojado porque la policía marroquí se niega sistemáticamente a hacerse cargo de los inmigrantes.

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