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Cenicientos pide ayuda oficial para revelar 'el misterio de la Piedra Escrita'

Vicente González Olaya

VICENTE G. OLAYACenicientos (1.800 habitantes) lleva siglos sin resolver un misterio que se levanta a cinco kilómetros de su casco urbano. El significado de un bajo relieve y un grupo de caracteres geométricos, tallados en el centro de un monolito, nunca ha sido desvelado. El pueblo quiere saber la importancia de esta gigantesca piedra. Los estudiosos, por el momento, sólo han sido capaces de dar una fecha aproximada de la inscripción: periodo celta. En los últimos años, el conjunto ha sufrido daños causados por los desaprensivos. El Ayuntamiento ha pedido ayuda a la Comunidad.

La Piedra Escrita, nombre con que es conocido entre los vecinos de Cenicientos esta especie de menhir de siete metros de altura y nueve de perímetro, se levanta en mitad de un viñedo privado del municipio.

El alcalde, Jesús Ampuero, del Partido Popular, recuerda: "Hace muchísimos años, los entonces dueños de la finca, hartos de que los curiosos les destrozaran las viñas para ver de cerca la piedra, intentaron acabar con ella. Posteriormente, los excursionistas también la han causado algunos años. Esta situación no puede continuar y hemos pedido a la Comunidad de Madrid que nos eche una mano y nos diga con exactitud qué tipo de monumento es".

Ampuero continúa: "Pero, sobre todo, queremos saber qué significan las inscripciones que lo rodean. Para nosotros es muy importante porque jamás este monolito ha sido estudiado con detenimiento. No parece lógico".

La Piedra Escrita muestra tres figuras de perfil, vestidas con togas largas, al estilo romano. Entre ellas se levanta un pequeño altar sobre el que ponen sus manos.

Debajo de las figuras se distinguen tres palabras. "Algunos expertos las han estudiado, pero jamás han dado una respuesta a su significado. No las entendían", comenta Marisa Vedia, ex concejal de Cultura.

Adorándo al Sol

"Se ha comentado alguna vez que se trata de un piedra usada en ritos de adoración al Sol. Pero no tenemos datos que lo certifiquen con seguridad. Es lamentable desconocer casi todo sobre este menhir tan importante para nosotros. Un monumento de esta categoría merece mucha más atención por parte de las autoridades culturales" exige Vedia.

En torno a la Piedra Escrita se vislumbran también los restos de lo que pudo ser un poblado prerromano.

Una veintena de tumbas antropomorfas (de 1,90 de longitud, y 0,7 metros de ancho) y restos de cerámica son quizás las últimas huellas de la población que rodeó al megalito de Cenicientos.

"Entre los viñedos hay ruedas de molino y tejas de esta población. Algunos desaprensivos se han llevado algunas en los últimos años. Esta, situación es indignante",_ repetía ayer Marisa Vedia.

La ex concejal asegura que, dado lo intrincado del camino que lleva hasta la Piedra Escrita (no está cerca, de ninguna carretera) y su lejanía del pueblo, este posible monumento'ha llegado en buenas condiciones hasta nuestros días. "De hecho, no sé si estas cosas hay que contarlas, porque puede llevar a poner mas en peligro el menhir", reconoce.

Pero la historia de este megalito madrileño no acaba ahí. Las pequeñas colinas que rodean la Piedra Escrita están coronadas por tres atalayas, de casi tres metros de altura, y se paradas unos tres kilómetros entre sí.

Torretas de comunicación

"Son conocidas como piedras caballeras.Según los datos que hemos podido recopilar, estas construcciones servían a los habitantes del poblado como torretas de comunicación o defensa", dice Vedia.

"Pero no tenemos nada seguro, todo son especulaciones. Lo único que podemos afirmar con certeza es que a las afueras de Cenicientos había un poblado celta y a nadie parece importarle lo más mínimo. Y esto es una pena para todos los madrileños", cuenta Vedia.

Según los archivos parroquiales, a escasos metros del monolito también se levantó un poblado en el siglo XVI.

"El párroco hace muchos años revolvió los archivos parroquiales para escribir un libro con el que sufragar los gastos de la iglesia. Encontró que hasta 1720 hubo un pueblo cercano al menhir. Tenía su propia parroquia y una virgen a la que adoraban. Se llamaba, por supuesto, la Virgen de la, Piedra Escrita", relata la ex edil.

El alcalde está dispuesto a mejorar la protección de este monolito. "Pero tengo que saber con seguridad qué estamos protegiendo. Así no podemos seguir. Hemos de resolver de una vez por todas este misterio", pide con cierta urgencia.

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Sobre la firma

Vicente González Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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