La CIA controló las conversaciones con ETA en Argel
La CIA, Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, controló las conversaciones que el Gobierno español mantuvo con dirigentes de la organización terrorista ETA en Argelia entre 1986 y 1989. Así se deduce de la documentación sustraída del servicio-secreto Cesid por su ex jefe de operaciones, el coronel Juan Alberto Perote, que fue mostrada el lunes por el ministro de Defensa, Gustavo Suárez Pertierra, a la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso.
Entre los documentos sustraídos por Perote, figura una "nota de despacho", fechada en 1987, en la que se alude a la colocación de micrófonos en los domicilios utilizados por los miembros de ETA refugiados en Argelia por parte de agentes de la CIA.En aquella época se estaban produciendo en el país magrebí los primeros contactos entre representantes del Ministerio del interior y dirigentes de la banda terrorista. En concreto, el ex director de la Seguridad del Estado Julián Sancristóbal se entrevistó en enero de 1987 en Argel con el número uno de ETA, Txomin Iturbe Abasolo.
Tras la muerte de Txomin, en accidente de tráfico, el 27 de febrero de aquel año, Eugenio Etxebeste Antxón, fue trasladado a Argel, donde en octubre de 1987 se entrevistó con el entonces delegado del Gobierno en el País Vasco, Julen Elgorriaga. Las conversaciones duraron hasta abril de 1989, cuando el Gobierno dio por cerrada la vía argelina y los 30 etarras allí refugiados fueron deportados a varios países latinoamericanos.
La de Argel no es la única operación relacionada con ETA en la que intervino decisivamente la CIA. Los diputados de la Comisión de Secretos Oficiales pudieron examinar el lunes otra nota del Cesid referida a la Operación Sokoa, que permitió localizar en Behobia (Francia) la contabilidad de la organización terrorista, en noviembre de 1986.
La localización de la fábrica de muebles donde ETA tenía su archivo clandestino se logró vendiendo a la banda dos misiles antiaéreos en cuyo interior se habían colocado sendos emisores. Tanto los chips como su seguimiento, según la nota, fueron facilitados. por el servicio secreto norteamericano.
De las 1.245 microfichas que se llevó Perote del Cesid cuando fue apartado del centro, en noviembre de 1991, un total de 178 se refieren a la lucha contra el terrorismo, y 67 fueron calificadas de "sensibles" por Suárez Pertierra. Los diputados de la Comisión de Secretos pudieron ojearlas mientras el ministro hablaba, aunque las cinco hora! que duró la reunión no fueron suficientes para un análisis exhaustivo.
Varios de los documentos de Perote aluden a la Operación Sur de Francia, la creación de una trama clandestina para obtener información sobre la retaguardia de ETA, que fue bautizada con el nombre en clave de red hurón. El primer informe data del 14 de septiembre de 1983, un mes antes del inicio de la guerra sucia, y el último del 15 de julio de 1988, un año después del último atentado reivindicado por los GAL.
Entre los documentos que mostró Suárez Pertierra a los diputados, ninguno se refería explícitamente a los GAL. En uno de los índices de la reuniones semanales que mantenía Perote con el director general del Cesid, Emilio Alonso Manglano, figuran dichas siglas, pero su contenido no aparece desarrollado en el informe correspondiente.
De Gibraltar a Libia
El ministro exhibió varios estudios de carácter teórico sobre lucha antiterrorista, que le sirvieron para argumentar que no hay una sino muchas actas fundacionales de los GAL, contradictorias en sus planteamientos y, en su mayoría, contrarias al uso de métodos de guerra sucia.En cambio, los diputados pudieron examinar documentos que describían operaciones del Cesid en relación con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Gibraltar, el exilio cubano en España, el presidente guineano Teodoro Obiang o la Embajada de Libia en Madrid.
Respecto a este último punto, Perote se llevó una "nota de despacho", fechada en 1986, que aludía al "control integral" de las actividades del régimen de Gaddafi en España y detallaba la colocación de micrófonos en la sede diplomática. El Cesid sospecha, como publicó EL PAÍS el pasado lunes, que Perote facilitó esta información a las autoridades libias en diciembre de 1992, lo que obligó a desmantelar el sistema de escuchas.
El ministro de Defensa mostró a los parlamentarios el sobre en el que Perote devolvió en enero de 1992 , cinco semanas después de haberse marchado, las 1.245 microfichas que se llevó "inadvertidamente" del Cesid, según su versión, y en el que alguien escribió "KA" y "pon Alberto", nombres qué utilizaba el ex jefe de la Agrupación Operativa del servicio secreto.
Suárez Pertierra leyó el índice de los 19 apartados temáticos en que se agrupan los documentos, que puso sobre la mesa, distribuidos en media docena de carpetas. Entre otros asuntos, las microfichas recogían la organización, medios, procedimientos, fuentes y misiones del Cesid; actividades de inteligencia exterior y contrainteligencia, empresas pantalla, agentes, informadores y colaboradores del centro; y seguridad de embajadas y de personalidades, incluido el Rey.
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