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El Parlamento israelí aprueba por la mínima el acuerdo con los palestinos

En una controvertida decisión que ilustró dramáticamente la creciente polarización de la sociedad ante el proceso de paz, el Parlamento israelí aprobó ayer, por un margen mínimo, el plan de ampliación de la autonomía palestina a Cisjordania. Fue una penosa victoria para el Gobierno del laborista Isaac Rabin, cuyo empeño en "poner fin al interminable ciclo de violencia" entregando el control de Cisjordania a los palestinos es interpretado por la furibunda derecha como grave amenaza al Estado judío.

La ratificación parlamentaria del acuerdo Oslo II, firmado por Rabin y Yasir Arafat la semana pasada en Washington, se produjo tras 15 horas de tumultuoso debate. La votación de 61 a favor y 59 en contra es interpretada por los laboristas como un voto de confianza en el Gobierno, pero no tienen motivos para jactarse. Pocas veces la oposición se movilizó con tanto tesón para tratar de bloquear el proyecto de pacificación en el que Rabin ha invertido casi todo su prestigio político. La medida de que existe disidencia incluso dentro del campo de Rabin la dieron los parlamentarios laboristas que dieron dar la espalda a su líder y votaron en contra."¡Rabin, traidor; Rabin, traidor!", gritaban muchos de los 20.000 manifestantes que se volcaron a las calles de Jerusalén la noche del jueves en una ruidosa manifestación de repudio al acuerdo Oslo II. Empuñando antorchas, los manifestantes marcharon por las proximidades de la Kneset (Parlamento) mientras un grupo aporreaba una efigie de Rabin en uniforme nazi.

El ministro de Vivienda, Benjamín Ben Eliezer, cuyo coche fue atacado por manifestantes cuando se aproximaba a la Kneset, declaró a la radio que, a lo largo de su carrera militar de 28 años, nunca se había visto en tanto peligro. "No me habría sorprendido si nos hubieran, matado", dijo. Según fuentes oficiales, la policía detuvo a 19 manifestantes.

Graves riesgos

En su largo y frecuentemente interrumpido alegato, Rabin insistió en que el mantenimiento de la ocupación militar de Cisjordania entraña graves riesgos de nuevos brotes de violencia. "Podemos seguir matando y siendo blanco de ataques, pero también podemos tratar de detener este interminable ciclo de violencia", declaró Rabin.Con la aprobación de la Knesset, el Gobierno está ahora elaborando un calendario para el repliegue de tropas israelíes de los siete grandes centros urbanos de Cisjordarnia como paso previo a la celebración de elecciones palestinas, probablemente a comienzos del año próximo. Fuentes oficiales señalan que el repliegue comenzará en Jenín hacia el 19 de noviembre.

El Gobierno trata de calmar a sus críticos asegurando que el acuerdo no supone necesariamente la creación de un Estado palestino y afirmando que Israel quedará a cargo de la seguridad en Cisjordania después del desplazamiento de 12.000 policías palestinos.

Esto no convence a los críticos, especialmente al Likud que dirige Benjamín Netanyahu, que cierran filas para dar mayor ímpetu a la oposición al acuerdo.

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