Holbrooke pacta con los beligerantes dos meses para alcanzar la paz
, Menos de media hora necesitó ayer en Sarajevo el mediador estadounidense Richard Holbrooke para conseguir que el presidente Alia Izetbegovic estampara su firma en un papel que venía firmado de Belgrado y en el que serbios y bosnios acordaban el cese de todas las hostilidades en Bosnia un minuto después de la medianoche del próximo día 9 y se daban a partir de ese momento dos meses para intentar alcanzar la paz definitiva. Antes de abandonar la capital bosnia rumbo a Zagreb, donde necesitaba consultar con el presidente croata detalles del documento de ocho puntos, el enviado de Bill Clinton dijo como una esfinge a los periodistas: "Hay progresos".
En su compromiso, los separatistas serbios y el Gobierno bosnio se dan cuatro días de plazo para dar tiempo a que el gas y la energía eléctrica y el agua lleguen a Sarajevo, condiciones sine qua non del alto el fuego. La otra cláusula sustancial del acuerdo es el libre acceso por dos carreteras al sitiado enclave bosniomusulinán de Gorazde de todo el tránsito civil y humanitario a partir del día 10. Bosnios musulmanes, croatas y serbios negociarán en Estados Unidos a partir del día 25 y se dan dos meses, a. partir del 10, para perfeccionar su compromiso antes de establecer una armisticio definitivo en una conferencia de paz que se celebrará en París.El septuagenario e imperturbable presidente bosnio, en una multitudinaria conferencia de prensa, calificó anoche el armisticio como "el más serio hasta la fecha". Alia Izetbegovic dijo sentirse confiado sobre su cumplimiento: "Me ha influido el optimismo del señor Holbrooke y él conoce mejor la actitud de los serbios". Sin embargo, aseguró que las operaciones militares seguirán su curso hasta el mismo día 9, antes de que entre en vigor el alto el fuego. "No hay limitaciones al respecto", advirtió Izetbegovic, "nada se va a detener en el plano militar".
El documento suscrito ayer no menciona el futuro status de Sarajevo. El dirigente bosnio se limitó a decir que "será una ciudad abierta basada en decisiones de la ONU y la OTAN, pero no en negociaciones con los serbios". Una declaración aparte firmada por Holbrooke establece que los cazabombarderos de la OTAN volverán a actuar si los serbios atacan las zonas protegidas de Bosnia.
El compromiso de ocho puntos en el que Holbrooke ha estampado su firma en nombre de Estados Unidos, con el embajador John Menzies como testigo, y suscrito por Sarajevo y Pale con el aval de Belgrado, establece que las tropas de ambos bandos cesarán el día 10 todas sus operaciones en curso -que ayer seguían siendo muy activas en el noroeste del país- y sus actividades de patrulla y reconocimiento más allá de sus propias posiciones.
El acuerdo prohíbe desde su entrada en vigor el uso de cualquier arma ofensiva, incluyendo los francotiradores, la colocación de rninas, barreras u obstáculos territoriales. Todos los bandos cooperarán con las fuerzas de las Naciones Unidas en su labor de vigilancia de lo pactado. La ONU, sin embargo, no ha sido invitada a firmar como testigo el compromiso de alto el fuego en Bosnia-Herzegovina.
Rúbrica aparte
Sin embargo, lzetbegovic rechazó ayer rubricar el mismo documento que Ho1brooke traía desde Belgrado y donde habían estampado su firma al menos dos presuntos criminales de guerra: el líder serbobosnio Radovan Zaradzic y su comandante en jefe, Ratko MIadic. Lo hizo en una copia aparte. Los otros signatarios del compromiso por parte de los ultranacionalistas serbios son el presidente del autoproclamado Parlamento de Pale, Momcilo Krajsnik, y el número dos de la presidencia serbobosnia, Nikola Koljevic. El presidente serbio y auténtico impulsor del acuerdo, Slodoban Milosevic, ha suscrito en calidad de testigo uno de los documentos más ansiados en Europa en los últimos años.
Asumiendo que los beligerantes respeten su compromiso, todo está ahora por hacer en la pacificación y normalización de Bosnia. Desde el mapa de reparto, que asigna a musulmanes y croatas el 51% del territorio y a los serbios el 49% restante, hasta el ajuste del marco constitucional del futuro Estado, en el que, dentro de las mismas fronteras actuales y reconocidas internacionalmente, habrán de convivir dos enemigos confesos y de demografía muy desproporcionada. La Republika Srpska es un territorio semidespoblado, con 600.000 habitantes escasos, y la Federación de Bosnia-Herzegovina, más de la mitad de cuyo territorio estará bajo control croata, quintuplica esa cifra. Tanto Sarajevo como Pale, además, intentarán demorar tanto como sea posible las elecciones libres y democráticas a las que se comprometieron en Ginebra y Nueva York en el mes pasado.
La maratón negociadora de la última semana en las capitales balcánicas del enviado estadounidense, en una emulación de los mejores días del ex secretario de Estado Henry Kissinger, había alcanzado el miércoles su masa crítica y la paz estaba en el aire.
Los ministros de la OTAN perfilaban ayer planes para enviar a Bosnia la fuerza de combate multinacional que se ocupara de garantizar el cumplimiento del compromiso finalmente alcanzado. La ONU prepara ya la reducción de sus cascos azules. Los soldados británicos de la Fuerza de Reacción Rápida organizan su repliegue. Y las potencias mediadoras del Grupo de Contacto discuten hoy en Roma los primeros bosquejos para reconstruir este devastado país.
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