La Comisión aprobará las ayudas a Seat si la empresa reduce la producción el 30%

El penúltimo obstáculo parece sorteado. La Comisión Europea aprobará este mes de octubre las ayudas oficiales a Seat. Pero a condición de que el Gobierno conforme por escrito el compromiso de Volkswagen (VW) de reducir la capacidad de su filial española en un 30%. Así lo aseguró ayer el comisario de la Competencia, Karel van Miert, quien se mostró seguro ante el ministro de Industria español, Juán Manuel Eguiagaray, de "convencer" a sus colegas. Lo que no se ha movido un ápice es el expediente de Iberia.

El acuerdo Van Miert-Eguiagaray es político: no es formal -debe ser aprobado en su día por el colegio de comisarios- y está sometido a una condición, el compromiso ratificado por escrito sobre la reducción de capacidad, tanto de Seat como del grupo VW. en su conjunto. "Es el Gobierno español quien debe aportar la confirmación escrita de este compromiso, dijo Van Miert. Para presentarla, antes "deberá haber confirmación por parte de VW", especificó Eguiagaray. La exigencia de este requisito obedece al caos informativo al que se ha enfrentado la Comisión, generado por el grupo alemán, que ofreció "distintas versiones, en distintos momentos", sobre el alcance exacto de la reducción de capacidad, tanto en Seat como en otras filiales y factorías propias europeas.

Así, el plan oficial comunicado al Gobierno, especificaba una reducción del 50%. Informaciones recogidas por los expertos de la Comisión en Martorell apuntaban a una realidad de sólo él 20%. Y otros datos indicaban que esta reducción sería compensada con una ampliación de capacidad en la antigua Alemania oriental.

Cifras que no cuadran

Finalmente, ambos políticos señalaron que toman como buena una reducción del 30% en Seat, y de un 6% o 7% en el conjunto europeo de VW. Según Eguiagaray, eso implica que Seat pasará en 1997 a fabricar 960 unidades menos que las 3.260 unidades al día de 1993 [esa cuenta no es exacta: un 30% serían 978 unidades menos], mediante la cesación de la fabricación en la Zona Franca, por cierre de las líneas, y el aumento de la capacidad de Martorell a 2.100 unidades / día, 600 más que las 1.500 unidades, / día de 1993 [la cuenta tampoco encaja exactamente con el porcentaje del 30% de reducción]. Falta ahora que VW y el Gobierno pongan negro sobre blanco esas cifras, y que las sumas y restas cuadren.El comisario de la Competencia precisó que la reducción del 50% nunca había sido exigencia suya, sino un plan de la empresa. Y añadió que la reducción del 30% le parecía "suficiente" para autorizar las ayudas de 46.000 millones a cargo del Gobierno y la Generalitat de Catalunya. Hubiera sido mucho más problemático que la reducción fuese inferior -del 20%- como temían los expertos de sus servicios (véase EL PAÍS de ayer).

[Un portavoz de Seat manifestó que la empresa tenía confianza en que la Comisión diera el visto bueno al plan de ayudas y se mostró satisfecho con el preacuerdo anunciado ayer, informa Sebastián Tobarra. Por su parte, un portavoz de CC OO se manifestó en parecidos términos afirmando que los sindicatos nunca habían puesto en duda la concesión de estas ayudas. Fuentes de UGT se mostraron más cautas, al afirmar que el preacuerdo no significa que se hayan autorizado las ayudas, sino que se ha desbloqueado el expediente presentado por la Comisión Europea por lo que, "debemos ser cautelosos sobre su contenido".]

En cuanto a Iberia, la Comisión sigue determinada a no aprobar ayudas muy superiores a los 50.000 millones de pesetas y la parte española sigue pidiendo 130.000. Aunque Eguiagaray departió durante 45 minutos con el comisario de Transportes, Neil Kinnock, éste no le aportó aún ninguna novedad que pudiera desatascar el expediente. Ni siquiera le planteó la eventual enajenación de Aerolineas Argentinas. "Seguimos trabajando sobre la base del plan" inicial, dijo a la prensa. Pero por primera vez reconoció ante los periodistas que la compañía de bandera sería también viable con ayudas inferiores a los 130.000 millones. "Sí, sin duda", respondió al planteársele la cuestión.