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La Tierra Negra, el Libro Rojo y un menú

Los años más amargos de la historia reciente de China (1966-1968) sirven también como reclamo en estos nuevos tiempos. Una corporación de 60 jóvenes obtiene pingües beneficios del restaurante Hei Tudi (Tierra Negra), tal vez el único rincón de China donde hoy en día puedan contemplarse los carteles que en aquellos tiempos empapelaron el país: el presidente Mao con el brazo extendido; Mao, entre las masas; con gorra; con el uniforme del Ejército Popular de Liberación; los guardias rojos; el Libro Rojo... Junto a los rojos carteles, unas fotos en blanco y negro muestran a jóvenes trabajando en el campo, retirando nieve y desfilando por las praderas. Son imágenes de los laosanjie, aquellos jóvenes que terminaron el bachillerato en 1966, 1967 y 1968 y fueron enviados a trabajar al campo en la provincia de Heilonjiang, la Siberia china."Algunos murieron, pero la mayoría regresó -en Pekín viven 70.000- y guarda hacia esa época un sentimiento muy especial", cuenta Zhuang Ning, de 25 anos y subdirectora de la corporación, Junto a ristras de ajos y de guindillas, miles de laosanjie han dejado sus tarjetas de visita.

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"Muchos se fueron de China o viven en Hong Kong, otros son funcionarios o han abierto sus propias empresas. Incluso hay también quienes ocupan cargos importantes en el Gobierno".

Quemada por el frío y por la nieve, la tierra de Heilonjiang es negra. Al menos así la recuerdan con horror aquellos jóvenes que sin conocimiento y sin medios tuvieron que cultivarla hasta que pudieron volver, los primeros en 1977.

Zhuang Ning dice que sólo sabe de ese periodo que fue "muy triste". A ella no le interesa la política, sino que funcione su negocio a la perfección -la corporación tiene otros cinco restaurantes-. Al preguntarle que si es miembro del partido comunista responde: "No soy miembro del PCCh por que no lo necesito. Para que un restaurante marche bien no hace falta el partido. Los que trabajan en el Gobierno o precisan algo de él son los que tienen carné".

Los tres pisos del He Tudi están llenos. Jóvenes de limpios uniformes rojos y blancos suben y bajan escaleras sin descanso. Son la imagen de la nueva China. Todos sueñan con su propia empresa.

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