"Polonia nunca definirá su política bajo presión rusa
Josef Oleksy, de 49 años, primer ministro de Polonia desde el pasado 1 de marzo, es hombre moderado, dialogante y socialdemócrata, según su propia definición, y en esta entrevista con EL PAÍS expresa su preocupación por la situación en su poderoso vecino ruso, país donde aún suenan ecos imperiales de los que tan amargos recuerdos guarda Varsovia. "Polonia nunca definirá su política bajo presión rusa", afirma Oleksy, quien proclama la vocación euroatlántica de su país y asegura que "el siglo XX debe acabar con la incorporación de Polonia a la Unión Europea [UE] y a la OTAN". El primer ministro polaco ha realizado una visita de tres días a Madrid para hablar de relaciones bilaterales y del futuro de Europa.
A Oleksy no le gusta que le llamen comunista o poscomunista, tópicos que Occidente utiliza, aunque incluso los obispos polacos emplean el concepto. "Algunos de ellos dicen últimamente que hoy un comunista es mejor que un poscomunista. En mi país, y en Europa en general, el término es utilizado por la derecha para asustar a la sociedad", añade. "Siempre aclaro eso cuando hablo con mis colegas occidentales, e incluso se lo aclaré al presidente Bill Clinton. Le dije: 'Yo no soy poscomunista, sino representante de un partido de izquierda, el socialdemócrata, del cual también soy vicepresidente".
Oleksy considera muy buenas las perspectivas de la izquierda en las próximas elecciones generales, y su atractivo popular lo atribuye a numerosas razones: "Primero, la transformación radical que se produjo en el país, y que originó en una sociedad no reparada para el cambio unahonda preocupación. Luego están los errores de la derecha, que se consideró dueña de Polonia con el desmoronamiento del comunismo, y la extrema pobreza de grandes sectores de la población que vieron reducidas sus ayudas estatales".
Una de las exigencias hoy de la oposición es que el Gobierno adopte medidas para ajustar las cuentas a los antiguos jerarcas del régimen comunista, a lo que Oleksy responde que ése es "un tema vidrioso". A lo más que llega es a que cada cual, a título individual, responda de los delitos de que sea culpable. "Un ajuste de cuentas después de seis años de democracia no tiene sentido", señala.
Al abordar sus relaciones con el presidente Lech Walesa dice que hay "diferencias" entre ellos. "Cuando nos vemos las caras sonreímos y procuramos ser corteses. Pero tenemos diferentes temperamentos y diferentes opiniones de orden democrático. Yo soy partidario del diálogo, del compromiso. Walesa es un político de batalla, de enfrentamiento. Como persona de temperamento impulsivo, le es más fácil ver soluciones simples a los problemas. Yo suelo profundizar en el análisis. Nunca le he criticado, salvo cuando pronuncia palabras descontroladas".
Las elecciones presidenciales están convocadas para noviembre y hay varios candidatos, entre ellos Walesa. "No voy a dar mi opinión sobre esto, aunque evidentemente la tengo", se anticipa Oleksy, que estudió español durante cinco años, aunque sus respuestas las da en polaco. Walesa ha amenazado con disolver el Parlamento, dominado por la izquierda, pero curiosamente todos los candidatos a la presidencia dicen que van a hacer lo mismo. "Como si fuera la única cosa que preocupa al Pueblo", comenta el primer ministro. "A algunos de ellos les dije, sin cobrarles nada, que si a los votantes se les ocurre leer la Constitución llegarán a la conclusión de que están diciendo bobadas. El presidente no puede disolver el Parlamento por su cuenta".
Sus relaciones con Walesa son tirantes, pero corteses, ¿y con los obispos? Oleksy reconoce que la Iglesia católica desempeñó un papel relevante en el cambio de régimen, pero ahora busca su lugar en el proceso democrático, "y eso se nota". "Últimamente ha estallado de nuevo el tema del Concordato, y los obispos han atacado a mi Gobierno con mal estilo. Hablaban de guerra religiosa, y nos acusaban de actuar contra el pueblo polaco". El primer ministro reconoce la fuerza de la Iglesia y afirma: "Ahora estamos otra vez en contacto directo después de los últimos ataques".
Al abordar el tema de Rusia, el primer ministro se pone serio y deja la sonrisa que ha mantenido durante toda la entrevista. ¿Es peligroso para Polonia? Oleksy responde: "Depende de su situación interna. Una Rusia democrática y estable es un vecino necesario y un aliado importante. Nuestra orientación es euroatlántica, pero ésta no es sinónimo de antirrusa. No estoy de acuerdo con los políticos polacos que dicen que Rusia sólo es una amenaza. No obstante, Polonia nunca definirá su política bajo presión rusa, aunque debe tratar de comprender a ese país. No podemos construir un sistema de seguridad aislando a los rusos".
Oleksy cree que en dos o tres años Polonia podría ser miembro de la OTAN, ya que está militarmente bien preparada. "Si se quiere ser honesto con nosotros, el siglo XX debería acabar con la incorporación de Polonia a la UE y a la OTAN". No cree necesario celebrar un referéndum para entrar en la Alianza, porque el 80% de la población está a favor, y sobre si Varsovia aceptaría armas nucleares aliadas en su territorio, Oleksy afirma que ha bría que planteárselo en su momento, aunque sería "un elemento de choque con el sentimiento de seguridad de los rusos".
Respecto a la integración en la UE, Oleksy dice que de eso ha hablado con Felipe González, actual presidente de la Unión, y Polonia espera el apoyo de España porque "hay muchas semejanzas en sus posiciones". "España desempeña un papel primordial en la cuenca del Mediterráneo, y Polonia en Europa central. Además, nosotros queremos participar ya en las discusiones sobre el futuro de la UE, porque nos afectan directamente".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.