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La Generalitat destituyó al jefe de los Mossos en 1993 por considerarlo un 'topo' del Cesid

La Generalitat destituyó en 1993 al máximo responsable operativo de los Mossos d'Esquadra (policía autonómica catalana), el subinspector del cuerpo y comandante del Ejército del Aire, Josep Peris, al sospechar que filtraba información al Cesid, según fuentes directamente conocedoras de los hechos. Las indagaciones de los responsables de la Policía catalana revelaron que el Cesid estaba interesado en conocer todos los movimientos del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. Peris fue relevado del cargo en enero de 1993, aunque previamente fue neutralizado por el entonces director general de Seguridad de la Generalitat, Antoni Cruells, cuando fueron descubiertas sus visitas regulares a la sede del Cesid.

Peris negó a este diario esta información y rechazó hacer cualquier comentario. Peris sostiene que él mismo pidió su relevo en el cargo que ocupaba por sus diferencias de criterio con Cruells. La disparidad de opiniones en cuanto al trabajo y forma de actuar de los agentes entre Cruells y Peris eran muy bien conocidas por la base de los mossos d'esquadra.Josep Peris fue máximo responsable de los mossos durante cinco anos, desde 1988, cuando fue nombrado subinspector jefe del cuerpo por el entonces consejero de Gobernación, Agustí Bassols, aunque se incorporó cuando Josep Gomis era el responsable del departamento. Hasta ese momento, el cargo estuvo vancante nueve meses, en parte debido a que el Ministerio de Defensa no concedió la autorización, dada la condición militar de Peris.

Las investigaciones sobre las actividades de Peris se iniciaron en el año 1991, cuando los mandos del departamento de Seguridad Ciudadana detectaron la insistencia, que los responsables consideraron sospechosa, de Peris por conocer información puntual y detallada sobre las actividades diarias del presidente de la Generalitat, según las fuentes consultadas.

Escolta del presidente

Peris recababa diariamente información exhaustiva a los escoltas que acompañaban a Pujol en todos sus desplazamientos y actividades, tanto las de ese día como las del siguiente. El entonces máximo responsable de Seguridad Ciudadana, Antoni Cruells, no ha querido comentar nada sobre el ex mando de los mossos al ser preguntado por este periódico.

La escolta de Pujol sólo recibe información sobre los movimientos del presidente con un día de antelación a fin de que pueda programar las medidas básicas de seguridad en función de los desplazamientos previstos. Fuentes conocedoras de los hechos señalaron que la insistencia de Peris en conocer todos los servicios de los mossos como escoltas de Pujol llegó a desencadenar conflictos entre los escoltas y el propio Peris, que, según las mismas fuentes, amenazó con expedientes a los agentes reticentes a los requerimientos del jefe operativo.

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El subinspector también controlaba minuto a minuto, sintonizando, las frecuencias de las emisoras internas de los mossos, los movimientos del presidente de la Generalitat.

Según la investigación de los propios mossos, este seguimiento en directo de los movimientos de Pujol lo realizaba Peris en un despacho en el que tenía instalados todos los aparatos necesarios.

La minuciosidad de su tarea y el hecho de que recopilara toda la información prácticamente a diario llegó a encender la luz de alarma en la sede de la Dirección General de la policía autonómica.

Seguimiento

Al comprobarse que el subinspector acudía regularmente a la sede de los servicios secretos en Barcelona con carpetas que él mismo había confeccionado, se reforzaron las sospechas de que el seguimiento del presidente de la Generalitat por parte de Peris no tenía nada que ver con su verdadera función como responsable de los mossos.

Para confirmar este extremo, una unidad especial de la policía autonómica montó un mecanismo especial de seguimiento de los movimientos de sujefe operativo, que ya estaba bajo sospecha.

Los hallazgos que arrojó esta actividad provocaron enorme preocupación y malestar en el departamento de Seguridad Ciudadana. Como primera medida, a Peris le fue negada la información que pedía a diario. A partir de ese momento, el subinspector dejó de ser un hombre de confianza de Cruells, quien acabó apartándole de todas sus responsabilidades operativas en el cuerpo.

Eso ocurríá en el año 1992, tiempo en el que se acentuaron las diferencias de criterio entre Peris y Cruells, aunque éstas, de hecho, fueron patentes al cabo de un año de que Cruells se hiciera cargo de la Dirección General, en 1991.

Estas circunstancias reforzaron el papel de otros hombres clave en el funcionamiento de la policía autonómica durante esos años, y una descentralización de actividades.

Cruells Planteó reiteradamente al entonces consejero de Gobernación, Josep Gomis, la. conveniencia de relevar formalmente a Josep Peris que en el organigrama del departamento ocupaba el tercer puesto, después del propio consejero y del director general.

La destitución finalmente se produjo en 1993, meses después de que Gomis abandonara el departamento tras el nombramiento de Maria Eugènia Cuenca como nueva consejera de Gobernación, a cuya toma de posesión no asistió Peris. Cruells ya le había retirado el coche oficial y sus atribuciones operativas. Sin embargo, el subinspector continuaba trabajando en la sede de Seguridad.

Peris ha sido el jefe operativo de los mossos que más tiempo ha permanecido en el cargo, casi cinco años. La policía autonómica catalana fue reinstaurada a partir, de los mossos d'esquadra en 1983 por el Parlamento catalán. Su creación se amparó en al artículo 13 del Estatuto de Autonomía de Cataluña.

El Estatuto de autonomía establece que los mandos "serán designados entre jefes y oficiales de las Fuerzas Armadas y de las fuerzas y cuerpos de la Seguridad del Estado".

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