El 'efecto frontera' llega a los encierros de campo

Si en Madrid no se puede, en Guadalajara las duras sanciones que la Comunidad impone a los pueblos que celebran encierros en el campo (persecución de un toro durante horas en coche) llevan a los vecinos a cruzar los límites provinciales para verlos. Los alcaldes de los municipios madrileños donde aún se celebran semiocultos reconocen: "Existe una auténtica migración hacia Guadalajara. Parece el efecto frontera" (en referencia al traslado de industrias a Castilla-La Mancha, donde hay mayores ventajas económicas y fiscales para ellas).

A finales de agosto, los alcaldes de Santos de la Humosa (966 habitantes), Camarma (1.870 habitantes), Meco (3.900 habitantes) y Valdeavero (517 habitantes) se reunieron para mantener una "política conjunta con respecto a los encierros en el campo". En Madrid están prohibidos y estos municipios fueron multados el año anterior con cantidades que iban desde las 500.000 pesetas al millón.Tres de los regidores acordaron celebrar de nuevo los encierros. Sólo el de Valdeavero, Juan Félix Sanz, del PP, desistió: "No podemos pagar más multas. Si los organizamos, no podremos realizar algunas obras municipales. Los vecinos lo han comprendido", relata. "Los que han querido verlos se han marchado a Guadalajara, allí no les ponen problemas. Hay un auténtico trasvase de gente", asevera.

"Un safari"

Daniel Meco, del PSOE, alcalde de Los Santos, reconoce que estos festejos no son de su agrado. "Me parecen un safari, pero la gente los exige. Si no los celebras, puedes provocar una rebelión. Los vecinos se negarían a pagar las fiestas".El regidor de Camarma, Luis Gregorio Diaz, del PSOE, aduce que este tipo de encierros "no está reglado". "La Ley de Asuntos Taurinos no los prohíbe. Es una legislación para la plaza de Las Ventas, no para los pueblos", considera.

El pasado 9 de septiembre, en Meco se corrió el toro por el campo. La Guardia Civil levantó acta y tuvo que llevarse a un miembro de la comisión de festejos que estaba apedreando a un periodista. Un sargento recibió un garrotazo. Tras casi dos horas, el acosado toro fue apuntillado (EL PAÍS del pasado 10 de septiembre).

Según los alcaldes madrileños, el encierro por el campo se celebra sin cortapisas, entre otros, en los municipios alcarreños de Chiloeches, Horche, Torrejón del Rey, Alovera, Brihuega, Tendilla y Atanzón. El director gerente del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad, Julio Pacheco, respondió ayer: "Ése es un problema de Guadalajara y allá ellos. Lo que está claro es que en Madrid no se pueden celebrar".

El alcalde del municipio alcarreño de Horche (1.500 habitantes), Antonio Calvo, del PSOE, reconoce que a sus fiestas asisten muchos madrileños. Calcula que a cada encierro acuden unas 5.000 personas. Calvo cree que la Comunidad de Castilla-La Mancha les permite celebrar estos festejos porque el Ayuntamiento ha prohibido "que los coches persigan a los toros". "Toda la fiesta se hace a caballo o a pie. En Madrid, el toro por el campo es un polvorín", dice.

En Brihuega (Guadalajara, 3.200 habitantes), el encierro por el campo no sólo no está prohibido, sino que además se ha declarado de interés, turístico. Asisten unas 25.000 personas, una gran parte madrileños.