El asesinato de una niña eleva el clima de violencia racial en Los Ángeles
¿Crimen racista o asesinato común? Poco importa, en realidad, si las autoridades judiciales lo tratan de una u otro forma, porque el caso de Vincent Caldera, un joven de origen mexicano detenido como sospechoso de la muerte de una niña anglosajona, tiene todos los ingredientes que han elevado al máximo el clima de violencia racial y odio en las calles de Los Ángeles.
Los hispanos de esa ciudad, preocupados por el ambiente antimexicano y antiemigrantes que crece cada día, están satisfechos de que, por fin, se preste atención a la difícil situación que se vive en sus barrios. Pero se quejan de que hayan tenido que esperar hasta la muerte de una niña anglosajona para merecer esa atención.La niña Stephanie Kuhen, de tres años, fue asesinada en el coche de su padre cuando la familia regresaba el pasado domingo de una barbacoa. El conductor se perdió en el barrio de Cypress Park y tornó equivocadamente un callejón sin salida en cuyas paredes las pandillas locales habían escrito, en mal español: "Avenida,s Assecinos". En efecto, al final de la calle esperaban 15 o 20 muchachos que abrieron fuego contra el vehículo sin que , al parecer, mediara una sola palabra. Un hermano de Stephanie, de dos años, recibió un balazo en la espalda, y su padre resultó también herido.
El episodio, en el que los investigadores creen que hubo el propósito deliberado de atacar a una familia anglosajona, cautivó inmediatamente la atención de todo el país. El propio presidente Bill Clinton se quejó de que este país haya llegado al punto de que tomar una calle equivocada pueda tener consecuencias tan dramáticas.
La policía, que empezó inmediatamente la búsqueda de los asesinos, encontró el miércoles a Vincent Caldera, de 23 años, en un lugar próximo al callejón del crimen. El jefe de la policía de Los Ángeles, Willie Williams, de raza negra, describió a Caldera, un ex convicto, como "uno de los más despiadados delincuentes de la ciudad" y miembro de la pandilla Mafia Mexicana, muy poderosa en las cárceles y en los barrios hispanos de Los Ángeles.
Desde la noche del miércoles, la policía ha seguido peinando áreas mexicanas de la ciudad en busca de los demás autores de la emboscada a los Kuhen. Los vecinos no dudan de que Caldera y sus secuaces merecen un duro castigo, pero advierten del carácter racista que tiene este caso. En los últimos días, en la misma zona en que murió la pequeña Stephanie, fueron asesinadas otras tres personas en condiciones similares. En la misma avenida de los asesinos, hace seis meses, un joven hispano se desangró en el suelo antes de que la policía acudiera en su auxilio.
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