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El estreno

Juan Cruz

Un gentío enorme. Las fuerzas del orden propias, muchachos morenos vestidos de esmoquin y chicas enormes, hacen pasar a los invitados y los preservan de los que miran -"parece un aeropuerto de antes: hay más gente mirando que viajeros"- juntando las manos sobre las cabezas; en medio de la masa, algunos muy altos sobresalen: Ángel Sánchez Harguindey, que es el redactor jefe de Babelia en EL PAÍS y que se revela como actor silente en el filme de Almodóvar que vamos a ver y en el que Juan Echanove le suplanta; y Alberto Iglesias, que le ha puesto música a la película pero no se acordó de las entradas. Es demasiado temprano pero los dos matrimonios de Asturias llevan en las invitaciones que la sesión empieza a las diez y hacen caso. Ya están en el cine. Ni un alma en el gallinero, donde están ellos, ni abajo; las diez y nadie en el cine. Nosotros tomamos notas de lo que dicen:-Aquí arriba estamos como en el Machu Pichu.

-Yo tengo un frío... Como si estuviéramos en los Picos de Europa.

-Yo vi aquí en aquellos tiempos Siete novias para siete hermanos. El año 53, sería.

-Ni habías nacido.

-Pero me lo imagino: aquel cine era un lujo: butacones, cristalería, una gozada. Aquellas butacas....

-Volverá a renacer.

-Por cierto, desde aquí arriba es como si fuéramos a ver la película en la tele.

-Pero no puedes ir a mear cuando quieras.

-Grosero. Pero el cine te ayuda a salir un poco de casa.

-No sé por qué corre tanto la gente ahora, si estamos aquí desde las diez y no creo que haya prisa por ningún lado.

-Además, no han tocado la campanilla.

-Si tiene que llenarse todavía para que esto empiece...

-Puntualidad... hispánica.

-Uy, qué bien, palomitas de maíz. ¿Habéis visto alguien fisgando ahí abajo?

-No, pero todos miran hacia arriba, como si en el gallinero estuviera el estreno.

-La veremos en pequeñito.

-Ya la veremos en la tele.

-Pudimos habernos comido la hamburguesa con más calma.

-Pudimos incluso haber cenado.

-Pero aquí pone las diez y si pone las diez yo vengo a las diez...

... y el hombre aquel me gritó, sin más ni más, "¡vaya a hacer compañía a su marido!". Ni idea quién era...

-Si tardan media hora más me voy.

-Hombre, tú por aquí. Pero si el cine parece el barrio.

-Y se está llenando...

-Pero las cosas tienen un horario: que nos digan que es a las once. A mí me gustan las cosas...serias.

-Mujer, aquí hay mucha gente de la farándula y son gente muy poco puntual.

-Me parece muy bien que lo sean en su vida privada, pero conmigo no.

-Bueno, voy a comprar palomitas.

-Sí, hijo, date un paseo.

-Ya casi que estamos todos.

(Se óyen campanillas y corre, todo Dios. Algunos se quedan quietos: "Nos hemos colado". La gente del patio de butacas mira al gallinero y viceversa. Los dos matrimonios empiezan a callarse).

-Espero que la espera merezca la pena, porque si no menuda la hemos hecho.

(Se apagan las luces. Son las once menos cinco de la noche. El resto es el cine, ya lo conocen todos ustedes).

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