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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Vía fallida a la legitimidad

EL ANUNCIO por parte del general Liamin Zerual de su candidatura a la elección presidencial del próximo 16 de noviembre confirma que el poder argelino contempla ese acontecimiento como un modo de otorgarse legitimidad ante sí mismo, ante la parte de la población que ya le es favorable y, si puede, ante la comunidad internacional. Surgido del golpe que, en enero de 1992, destituyó al presidente Chadli Benyedid y anuló las elecciones legislativas que iban a dar Una amplia victoria al Frente Islámico de Salvación (FIS), el régimen se ha justificado hasta ahora tan sólo como muro frente a la amenaza islamista. Con la convocatoria electoral, ya rechazada por gran parte de la oposición democrática y todas las fuerzas islamistas, los militares y sus colaboradores pretenden legitimarse. No podrán.Zerual, un general retirado de 54 años, fue elegido jefe de Estado provisional por sus pares en 1994. Sus primeras declaraciones y algunas de sus medidas posteriores despertaron la esperanza en la apertura de un diálogo entre el poder y los islamistas. Sin embargo, el rechazo por parte de Zerual del Contrato Nacional que el pasado enero suscribieron en Roma la mayoría de las fuerzas representativas de la oposición laica e integrista -Frente de Liberación Nacional (FLN), Frente de Fuerzas Socialistas (FFS) de Ait Ahmed Hocine, el Movimiento para la Democracia en Argelia (MDA) de Ahmed Ben Bella y el FIS- reveló que en el poder argelino seguían siendo hegemónicos los partidarios de obtener una victoria militar frente a los diversos grupos guerrilleros y terroristas surgidos de la descomposición del FIS, y en particular el ominoso Grupo Islámico Armado (GIA). Desde entonces, el Ejército y las fuerzas de seguridad han asestado duros golpes a los rebeldes, pero éstos no sólo no han cesado sus acciones en Argelía, sino que han exportado el terrorismo ciego a las ciudades de la antigua metrópoli, Francia, acusada de ser el principal sostén político, económico y militar de Zerual.

Amnistía Internacional volvió a denunciar el pasado martes las violaciones de los derechos humanos cometidas en la sucia guerra argelina, subrayando que a las numerosas que cabe atribuir al GIA y grupos similares deben añadirse las detenciones arbitrarias, torturas y matanzas realizadas por las fuerzas del régimen. Se calcula que entre 30.000 y 40.000 argelinos -soldados y policías, militantes islamistas, y sobre todo, civiles inocentes- han perdido la vida, desde comienzos de 1992. La convocatoria electoral de noviembre no ha apaciguado los ánimos en absoluto. Considerada de antemano una "farsa" por los partidos firmantes del Contrato Nacional de Roma, esa cita con las urnas ha provocado una reactivación de la violencia por parte de los islamistas, que ya han asesinado a un conocido candidato independiente.

Reda Malek, un civil que fue jefe de Gobierno del actual régimen y que es un firme partidario de la línea dura frente a los. denominados barbudos, anunció ayer que no retira su candidatura a la presidencia pese a la presentación de la del general Zerual. El hasta ahora único candidato de la oposición con credibilidad democrática, Said Sadi, líder de la Agrupación para la Cultura y la Democracia (RCD), mayoritaria mente bereber, afirmó también que la decisión de Zerual "no cambia absolutamente en nada" sus planes. El problema es que ni Zerual ni Malek, que forman parte de los pilares militares y civiles del régimen, ni el opositor Sadi, muy comprometido en el combate con tra los islamistas, ni, en general, ninguno de la veinte na de candidatos ya proclamados arranca su campa ña como encarnación de esa tercera vía partidaria del diálogo y la reconciliación nacional que permita un camino consensuado hacia la democracia.

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