Escasez de agua
Un año más (hace ya nueve), he pasado mis vacaciones en Lo Pagán (San Pedro del Pinatar, Murcia). Este pueblo costero del mar Menor ha pagado en tres años de ser un lugar de paz y descanso a un lugar de depravación con el beneplácito de las autoridades municipales; de hecho, los habitantes del pueblo la califican como "la ciudad sin ley" (alborotos y peleas nocturnas, ruidos en sordecedores hasta el amanecer, venta de droga -dura y blanda- en las calles, falta de limpieza y un largo etcétera). Pero lo que ha colmado mi indignación es la falta de civismo que existe en relación con el gravísimo problema del agua; cómo es posible que se pida, encarecidamente agua. del Tajo y, cuando se consigue, los propios vecinos (nativos y foráneos) se permiten el gran lujo no de usarla, sino de derrocharla en regar los porches, tanto de dúplex como de chalés, encharcando calles enteras, sin que las autoridades tomen algún interés no ya en multar, sino en llamar la atención sobre el asunto. Entretanto a Castilla le siguen quitando su agua, abocándola a pasar sed y penuria, y en el mar Menor esa misma agua es tirada. ¡Ya está bien!-
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