Un español secuestra un avión para protestar por la política nuclear francesa
Un teléfono móvil fue el arma utilizada por el español Carlos Santolaya, de 33 años, para secuestrar ayer un Airbus-320, de la compañía francesa Air Inter, con casi 289 pasajeros a bordo, que cubría la línea Palma de Mallorca-París. El pirata aéreo enseñó el teléfono móvil y "una bolsa con cables sueltos" al comandante para que desviara el aparato de su ruta. "Hay una bomba en la bodega que puede estallar en cualquier momento" amenazó. Tras aterrizar en Ginebra, Santolaya liberó a todo el pasaje y se entregó a la policía suiza, a la que dio una carta en la que exigía el fin de las pruebas nucleares francesas.
El secuestrador del avión de Air Inter burló todas las medidas de seguridad en el aeropuerto de Palma que, en el caso del vuelo 4617 que une la capital balear con la francesa, fueron excepcionales ya que se chequeó a pasajeros y equipajes al pie del avión. Efectivos de la Guardia Civil repararon en el teléfono móvil pero no lo confiscaron "debido a que es una herramienta de trabajo muy habitual", explicó un portavoz del aeropuerto.El avión despegó de Palma a las 11.35 de la mañana con rumbo a París y fue secuestrado cuando volaba a unos 64 kilómetros al norte de Reus (Tarragona). A las 13.20 horas el aparato aterrizaba en el aeropuerto de Ginebra, donde el secuestrador puso como condición para deponer su actitud poder hablar con un representante español y con dos periodistas, uno francés y otro suizo. Menos de una hora después, Santolaya liberó sin condiciones a los 289 pasajeros y a los 11 miembros de la tripulación y 30 minutos más tarde se entregó a la policía. Entre los pasajeros se encontraban otros 10 españoles así como ciudadanos franceses, chilenos y japoneses, que posteriormente fueron transportados a París.
La policía suiza informó tras la detención de Santolaya que éste era "un desequilibrado", que había entregado una carta a las autoridades en la cual condena las pruebas nucleares francesas y la "complicidad" española en ellas, y que los agentes que inspeccionaron el avión no habían encontrado ninguna bomba en el aparato.
El director del aeropuerto de Son Sant Joan, Pedro Meaurio, señaló que, según las informaciones recabadas entre los funcionarios del aeropuerto mallorquín, el secuestrador adquirió su billete en las oficinas last Minute (en el último minuto) destinadas a aquellos pasajeros que se presentan en el aeropuerto sin reserva previa. Meaurio añadió que poco antes del despegue del avión el sistema de información al usuario (teleindicador) sufrió una avería en la terminal A, donde fue facturado el vuelo de Air Inter. Más tarde, el servicio volvió a la normalidad.
Los pasajeros del vuelo de Air Inter fueron, embarcados por la puerta 72 del aeropuerto de Son Sant Joan, habilitada, entre otras, para atender a los usuarios de aquellos países de la Unión Europea que han firmado hasta ahora el Acuerdo de Schengen (Luxemburgo, Bélgica, Holanda, Alemania, Portugal, España y Francia). Esos pasajeros no tienen la obligación de pasar el control de pasaportes.
Por su parte, la organización ecologista Greenpeace condenó ayer rotundamente el secuestro del avión. "Aunque estamos protestando contra las pruebas nucleares francesas no queremos que ninguna protesta se haga de forma violenta", manifestó un portavoz de Greenpeace España.
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