Calixto y Melibea van a la escuela
Penélope Cruz, de 21 años, está rodando Brujas con Álvaro Fernández Armero, pero los fines de semana se escapa y vuelve a su antigua escuela de interpretación, la de Cristina Rota, de Madrid, donde estudió tres años teniendo como compañero a Juan Diego Botto, de 19 años, hijo de Cristina Rota y también actor de moda. Penélope Cruz es Melibea, y Diego Botto es Calixto, en el proyecto de La Celestina que dirigirá Gerardo Vera producido por Sogetel y Lola Films."Lo estamos preparando con Cristina Rota", dice la joven actriz, "y tenemos mucha suerte, porque Juan y yo somos amigos y nos conocemos muy bien. En la escuela hemos hecho juntos Romeo y Julieta".
Romeo y Julieta y Calixto y Melibea se parecen "en esa cosa de lo inalcanzable, de lo prohibido, de la pasión que al final te vence y te hace arriesgarte y provocar situaciones muy extremas, que pueden acabar tan dramáticamente como aquí", afirma Penélope Cruz. Y añade que lo más difícil a lo que se están enfrentando es a los textos. "Los estamos trabajando mucho para perderles el miedo", asegura.
La joven intérprete añade que le apetece mucho trabajar juntó a Terele Pávez, porque la considera "un pedazo de actriz".
100 actores
Gerardo Vera vio a más de 100 actores para componer el reparto de su versión cinematográfica. La anterior data de 1969, dirigida por César Ardavín, con Amelia de la Torre, Julián Mateos y Elisa Ramírez.Vera se ha decidido por una ambientación en el siglo XV y no por una versión moderna de la obra, pero, en cuanto al lenguaje, ha pretendido preservar el ritmo verbal de Fernando de Rojas, aunque modificando palabras y expresiones de difícil comprensión hoy día. El académico Francisco Rico ha buscado las equivalencias.
En un principio, Carmen Maura era la candidata a interpretar a La Celestina, pero finalmente resultó Pávez la elegida. El director pretende que su Celestina se parezca a la Medea de Passolini, "con una mirada telúrica resumen de civilización", dice.
Rafael Azcona y Gerardo Vera han realizado 12 versiones del guión. Algunos de los cambios estuvieron motivados por la lectura de la apasionante obra de Yirmiyahu Yovel Spinoza, El marrano de la razón (Anaya & Muchnik). El autor sigue el rastro judío, esencial para comprender la obra de Fernando de Rojas, y conecta la visión atea del drama ("nada viene de arriba, luego el mundo es un sinsentido") con la filosofía de la inmanencia de Spinoza, hijo de judíos conversos españoles o portugueses.
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