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El diario de una paciente fallecida revela el sufrimiento que provoca el método Hamer

Las sesiones de terapia consistían en inducir dolor intenso en la paciente

Milagros Pérez Oliva

Dolor y sufrimiento. El diario que escribió Helena Lumbreras mientras fue sometida a los tratamientos del método Hamer revela que las terapias aplicadas, por los seguídores de este médico alemán -desposeído de su título y perseguido por la justicia- no sólo no tratan el dolor provocado por el cáncer, sino que incluso lo inducen. La familia de Helena Lumbreras, que al fallecer tenía 58 años, ha presentado denuncia ante la inspección sanitaria y ha pedido el amparo del Síndic de Greuges porque, en su opinión, el contenido del diario demuestra que su mujer sufrió torturas físicas.

Durante los casi tres meses que duró el tratamiento médico, Helena Lumbreras firmó cheques al portador por valor de más de medio millón de pesetas, según ha podido comprobar ahora su familia. "Acudían dos mujeres alemanas. Tenía el tumor en dos vértebras de la columna. Le apretaban la pelvis, y le producían un dolor indecible" explica el marido, Mariano Lisa. "Le decían que así se curaba. Que visualizara las células cancerosas, les pusiera un color y las eliminara con la imaginación. Tal como lo describe la propia Helena, aquello no era terapia sino sadismo".Así lo describió la enferma en su diario, la madrugada del 26 al 27 de mayo: "Hoy he vivido la experiencia más fuerte y extraordinaria de mi vida. No se si podré describirla. Han venido dos chicas del equipo del doctor Herrera y me han aplicado cromoterapia e hipnosis. Jamás me había encontrado tan mal".

"Una de las chicas ha empezado tratando de individuar el o los conflictos que subyacen y son causa del dolor. Vera me hacía suaves masajes en los pies con aceites muy perfumados. Mientras tanto la otra me ponía sus manos en el sacro y en el pubis y sentía un dolor agudo que yo tenía que individuar visualizando las células y un epicentro. Desde allí enviaba mensajes y luces de color. En mi caso escogí el violeta y trataba de limpiarlos y colorearlos con muchos esfuerzos, pues él dolor era casi insoportable. La sesión duró casi dos horas, y hubo momentos que se me hicieron interminables. Notaba las piernas ásperas y rugosas como si en cada poro tuviera un grano de arena. Empecé a temblar y a castañetear y los muslos y pantorrillas se me adormecían. La tensión era tan grande que respiraba jadeante. Tenía todo el cuerpo contracturado y el dolor de la vagotonía era feroz". (Mariano Lisa indica que el doctor Herrera había atribuido días antes el dolor del bajo vientre a una inflamación del nervio vago. Pero cuando la familia llevó a Helena Lumbreras al Clínico, los médicos que la atendían pudieron comprobar que tenía una enorme retención de orina y la vejiga a punto de estallar)."Astiko me decía", continúa Helena Lumbreras en su diario, "que viera el punto álgido del dolor en las células que debía limpiar. Hubo un momento de tal intensidad de dolor, que tenía convulsiones como si alguna fuerza maligna presionara para salir. Pedía a Dios que apartara de mi este cáliz, pero Astiko me decía que era yo quien tenía que asumir el dolor, que lo recogiera de todas las células y lo pasase por el corazón".

Coincidiendo con las fechas posteriores a las sesiones de masaje, en su cuenta corriente figuran pagos de 65.000 pesetas, en cheques al portador.

Entre los documentos de la enferma sobre el método Hamer figura una carta que revela el contenido sectario de la relación que establecen los miembros de Hamer con sus seguidores.

"Para Helena". Con este encabezamiento, una persona extranjera que la familia no ha podido identificar se dirigía a la enferma en estos términos: "Continúa expandiéndote, alcanzando lo aparentemente imposible ( ... ). Hay mucho que tiene que ser revelado y que está esperando el momento en que estés lista. Me hacen falta muchas manos en la tierra a quien dirigir, pero fuerte es la prueba. Súperala, supera esos dolores que te están limpiando para luego ser un canal limpia".

"Hija mía"

"Piensa" continúa, "en una mariposa emergiendo del bienestar y la seguridad de su crisalida. Supón que la mariposa detuviera su proceso de salir por miedo al dolor, al dolor que la transformará. ¿Qué pasaría? Fracasaría en su propia evolución y, si permaneciera en su crisálida, simplemente se encogería y moriría. Eso es lo que sucede contigo, hija mía, rehusar a todo por los dolores detendría tu evolución"."Igual que muere el gusano para transformarse en mariposa", continúa, "con la misma naturalidad y serenidad lo harás tú, porque YO estaré contigo, protegiéndote, Muchos cambios están teniendo lugar en la estructura de tus células precisamente ahora. Acepta esto como parte de mi PLAN. Todo lo que está pasando es para mejor tuyo y de otras personas".

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