"Europa no debe ser solo una unidad económica", asegura Mario Soares
El presidente de Portugal, Mario Soares, galardonado el miércoles con el Premio Príncipe de Asturias 1995 de Cooperación Internacional "por su extraordinaria y constante labor a lo largo de su dilatada vida política", declaró ayer que había recibido una tan "inesperada" como "grata noticia". Soares, que se confiesa un europeísta convencido, aseguró que si la pasión europeísta ha decaído en Portugal y España es porque "Europa no debe ser sólo una unidad económica, sino también política, cultural y social".
El presidente luso se mostró "muy satisfecho" por la concesión de un galardón que en ocasiones anteriores han recibido figuras de la política mundial como Frederik W. de Klerk, Nelson Mandela, Isaac Rabin o Yasir Arafat, pero subrayó que su satisfacción no era tanto o porque lo por él mismo como cree sobre todo "un gesto hacia Portugal".Soares, que confiesa que le une una estrecha amistad con el jefe del Gobierno español, Felipe González, y siente una gran admiración hacia el Rey, se considera "un amigo de España". Dijo que al jurado correspondía dar las razones para premiarle, pero esbozó la estela de su dilatada carrera política como una posible razón.
"Fui un resistente contra Salazar y Caetano, estuve muchas veces en la cárcel, fui deportado a Santo Tomé. Fui tres veces primer ministro y dos veces accedí, a la presidencia de la República. Siempre me he empeñado en la defensa de los derechos humanos y de la unidad europea, y he luchado también por la extensión de la democracia y por la incorporación de Portugal a la Unión Europea", afirma Soares en un relato apresurado de una vida política que todavía no ha echado el cierre.
Admite el presidente portugués que la idea de Europa ha perdido apoyo popular tanto en Portugal como en España. El mismo se muestra "descontento" con una Europa que no ha avanzado más en los dominios "político, cultural y social", y se lamenta de que se haya basado hasta ahora casi tan sólo en la unidad arancelaria y económica. A esa falta de unidad profunda atribuye la falta de una política exterior," de defensa común. "Europa debe trabajar sobre todo por la solidaridad entre el Norte y el Sur, entre los Estados más ricos y los más pobres", para que la idea que puso en marcha el proyecto europeo vuelva a tener vigor, advierte Soares.
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