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Terror en Black Beach

Severo Moto regresó del exilio en España a Guinea Ecuatorial en 1992, y dejó en Madrid a su mujer, Margarita Equi, y a sus cuatro hijos. Desde ese año, su vida ha estado jalonada por las persecuciones del régimen guineano, aunque pudo haber abandonado Guinea y regresar a España. "No lo hice por un deber moral", dice. "Todas las tragedias las he soportado porque hay un pueblo que dice que me quede".Y eso precisamente le llevó a Black Beach. Moto califica de "muy dura" su estancia allí. "Me aburría solemnemente. Era un aburrimiento con proyección de infinito. No es agradable plantearse que uno va a estar aburriéndose de ese modo durante 30 años y medio. Esto me producía una angustia horrible".

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Añade que escapaba de esa situación mediante la oración y la lectura, lo que también calmaba algo "la tensión causada por la presencia permanente de mi carcelero". Asegura que no llegaron a torturarle físicamente. "Sin embargo, el que yo tuviera allí a una persona de quien sabía que había asesinado a un compañero y al que ordenaban que me diese conversación, era una tortura psicológica. Y, luego, las visitas frecuentes del secretario de Estado de la Seguridad [Manuel Nguema Nbá, tío de Obiang], a quien tenía un miedo atroz. Esas visitas eran otra tortura porque no sabía a qué venía, aunque sospechaba que para nada bueno. Cuando protesté, me dijo que eran para proteger mi vida".

Moto no ha hablado con Obiang desde su vuelta a Guinea en 1992. "Le saludé y le dije que después de 11 años [rompió con Obiang en noviembre de 1981] esperaba que ese saludo sirviese para un nuevo reencuentro. Mis palabras no sirvieron para nada. Los tres últimos años que he pasado en Guinea me han demostrado que a la primera oportunidad que tenga, sin consecuencias para él, intentará acabar conmigo".

Presidencia

Respecto a sus aspiraciones a la presidencia de Guinea Ecuatorial, Moto dice que le gustaría presentarse libremente a las elecciones de 1996 porque el pueblo se lo pide, pero "a medida que aumenta la temperatura política y mi dedicación, crece igualmente el clima de disensión y enfado del régimen".

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En esas circunstancias no está dispuesto a llevarse a su familia todavía a Guinea. "Me encantaría que mi mujer y mis hijos estuviesen conmigo allí, pero no los quiero conmigo en Black Beach. Por el momento continuarán en España al amparo de los amigos, como hasta ahora. Después de las municipales, y según los resultados, me plantearé que vuelvan a Guinea, quizás hacia diciembre. Dada la situación, prefiero ser yo solo quien afronte las dificultades y no toda la familia".

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