_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

0jo, no nosconfundamos

No es violencia juvenil, que nadie se equivoque. No es violencia generada en alocados fines de semana de alcohol y de tralla, aunque esto también suponga un buen espacio para su desarrollo. Es la limpieza social, pura violencia neonazi difusa y anónima ejercida por chicos de orden que a finales del milenio quieren emular a las hitlerianas SA o a las escuelas negras.Hoy, a por inmigrantes, y así murió la dominicana Lucrecia; mañana, a por homosexuales y travestidos, y le tocó el turno a Sonia en Barcelona; ahora, a por mendigos o toxicómanos, y asesinaron a Jesús Sánchez en Malasaña; después, a por jóvenes que les miran, y mataron a Richard en. Alcorcón. Es una especial concepción de la violencia para imponer un orden nuevo frente a un sistema democráltico, según ellos, en fase de autodestrucción.

Más información
"Si vienen a por mí lucharé"
Los afectados por la 'lista negra de los 'skins' se consideran víctimas de una estrategia del terror

Su peculiar discurso nutre una red de grupos autónomos que no necesita un gran sustento ideológico, sólo la imprescindible identidad simbólica y luego la acción, alimentada por un vale todo, fe ciega en su.misión -y a seguir las consignas.

Insignias, emblemas, cazadoras, botas militares con puntas metálicas... y también un instrumental de combate: puños de acero, navajas, cadenas..., armas blancas que sirven para aterrorizar o matar, si llega el caso, por una Europa blanca, de cultura y poder blanco; un instrumental de agresión con el que algunos alcanzan el honor de portar armas de fuego. Junto a ellos, todo un-mosaico de curiosa cobertura que produce revistas clandestinas, videojuegos racistas, publicaciones, concretos nazis y abundantes nutrientes humanos en los fondos ultras de los campos de fútbol que aportan masas coléricas. .

Es la semilla del odio que lleva incubándose bastante tiempo en nuestro país y que en los últimos cinco años florece en el fértil suelo del desempleo juvenil, corrupción, descrédito de la política y presencia obsesiva de la violencia urbana como eje estelar de los medios de comunicación, regado además por una fina lluvia de agitación antisistema, satanismo musical, sectas destructivas y falsificadores de la historia que buscan la legitimación simbólica con el pasado mediante la negación del holocausto. '

No es violencia juvenil, que nadie se equivoque. No son broncas generadas en alocadas discotecas. Es el nazismo moderno que busca el control del territorio urbano y la imposición de su dominio en determinadas horas y días de la semana. Son actos de minorías violentas capaces de romper a placer el orden social, algo que Enzensberger define como una guerra civil molecular que acontece cada día en nuestras metrópolis.

Eso sí su protagonista suele serjoven, un autista que no aspira a revolución alguna y que se autovaloriza con la violencia, su pasión, algo que, como decía un jefe skin, "te sirve para convertirte en persona ', al comprobar el terror de los demás". Es el placer del psicótico, la pulsión de muerte freudiana, los instintos tanáticos que buscan imponerse frente al deseo de vivir, alegría y creación que residen en la mayoría de los jóvenes. En 1991 la policía madrileña recibía tres denuncias de agresiones violentas de esta naturaleza, en 1994,se informaba que eran más de 250.

El Parlamento Europeo denuncia la existencia de 1.300 grupos ultras, coherentes entre sí, con comportamientos similares y muy activos. Los incendios de casas de inmigrantes y refugiados de Rostow, la caza del africano de Magdeburgo, las profanaciones de tumbas judías de Lübeck o la limpieza antigitana en Pisa no están lejos ni en el tiempo ni en la distancia. Ahora bien, hay quien piensa que si no hemos resuelto aún el problema de la violencia etarra, ¿cómo vamos a aceptar que existe un nuevo problema, aunque se desarrolle en nuestra nariz una violencia difusa, alimentada ideológicamente, organizada y disciplinada de carácter neonazi, como ya les sucede a nuestros vecinos europeos?

No basta con educar para la tolerancia, solidaridad y convivencia, que, aun siendo- fundamental, es insuficiente; también es necesario transmitir seguridad acabando con la impunidad de la violencia ultra e impidiendo las condiciones para su desarrollo.

No es violencia juvenil, que nadie se equivoque; es una violencia que se ejerce fundamentalmente contra los propios jóvenes.

presidente de Jóvenes Contra la Intolerancia. Madrid.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_