La herida de Krajina sigue abierta
Serbia busca el modo de devolver el golpe a Croacia en medio de una grave crisis de refugiados
ENVIADO ESPECIALLas consecuencias de la inesperada derrota serbia en Krajina a manos del Ejército croata, más por apabullante que por imprevisible, empiezan a sentirse en la república de Serbia, donde se está perfilando la estrategia para devolver el golpe, según informaciones recogidas en medios de la ONU. La impotencia y pesimismo iniciales por la ruptura en mil pedazos del mito de la invencibilidad serbia han dado paso a la imperiosa necesidad de hacer frente al problema que supone la llegada de más de 150.000 refugiados procedentes de Krajina. Serbia, en dificultades económicas por el efecto de las sanciones internacionales, es incapaz de integrar sin traumas esta avalancha humana, que amenaza con alterar el equilibrio étnico en Voivodina.
El desastre en Krajina y la política de tierra quemada practicada a posteriori por la soldadesca croata son una realidad incuestionable para la mayoría de los serbios, tal y como declaran en Belgrado los dirigentes del Partido Demócrata (PD, oposición de centro-derecha): "Hemos perdido Krajina para siempre. Cuatro siglos de historia del pueblo serbio han sido borrados de un plumazo, en un fin de semana dramático". Aunque luego viene la coletilla: "Serbia tenía que haber demostrado que no iba a permitir el ataque de Croacia", según palabras de Zoran Novanovic, dirigente del PD.
Todo apunta a que la nueva estrategia que se está perfilando en Belgrado tiene a Eslavonia oriental (todavía en poder serbio) y al este de Croacia en el punto de mira para "reubicar" a los refugiados de Krajina. Por una parte, el Ejército de la nueva Yugoslavia (Serbia y Montenegro) ha desplegado al este del Danubio un potente arsenal de marcado carácter ofensivo -artillería pesada y carros blindados- con capacidad que rebasa con creces la mera defensa de Eslavonia oriental. Asimismo, piezas de artillería de largo alcance han sido colocadas en trincheras cavadas en Voivodina. Expertos militares de la ONU estiman que, con este despliegue, el Ejército serbio está en condiciones, dada la fácil orografía de la zona, de avanzar a través de territorio croata hasta Osijek.
Por si esto no fuera suficiente, las autoridades serbias están reclutando con métodos poco ortodoxos a hombres en edad militar. Un ejemplo: mil jóvenes procedentes de Krajina, desmovilizados en su mayoría y que habían sido distribuidos en los centros de acogida de Loznica (junto a la frontera con Bosnia) y Smederevo (al este de Belgrado), fueron trasladados por la fuerza a Banja Luka (bastión de las fuerzas serbias de Bosnia) el pasado 13 de agosto con el pretexto de que debían someterse a una revisión médica, pero con el objetivo de reclutarles para la guerra. Se negaron. Las autoridades de la autoproclamada República Serbia (de Bosnia) les condujeron de nuevo a Bijeljina (junto a Serbia). El 17 de agosto intentaron cruzar la frontera a pie, pero las fuerzas especiales serbias les cerraron el paso. Más de una semana después, los mil jóvenes esperan en la estación de ferrocarril de Bijeljina que la madre Serbia les abra sus puertas. No quieren volver a combatir.
El 12 de agosto, en plena avalancha de refugiados de Krajina, las autoridades serbias cerraron su frontera para los hombres en edad militar. La noche del mismo día, las mujeres refugiadas se manifestaron en la misma frontera negándose a entrar en Serbia si no se les permitía hacerlo con sus maridos. El reclutamiento forzoso de jóvenes continúa día a día en un goteo que va llenando los campos de entrenamiento militar de Erdut, bastión serbio en Eslavonia oriental.
Más allá del ruido de sables para intentar cicatrizar el daño sufrido en Krajina, la herida supura sin parar. El ciudadano serbio se pregunta por qué no hubo la más mínima resistencia a la ofensiva del Ejército croata. Nadie, ni las autoridades civiles o militares de Serbia y menos las de la extinta Krajina, han ofrecido hasta ahora una respuesta convincente. Sin explicación oficial a tamaña humillación, las informaciones o rumores que circulan sobre la capitulación en Krajina dejan malparado el patriotismo serbio. Está confirmado que algunos jefes militares abandonaron sus guarniciones antes que los soldados. Pocos dudan de que un pacto entre Franjo Tudjman y Slobodan Milosevic precedió la razzia croata. Pero casi nadie entiende a cambio de qué clase de promesa se retiraron sin rechistar los militares serbios.
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