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Un detenido en la guerra de las banderas de Bilbao

Por segundo año consecutivo, la guerra de las banderas en el día grande de las fiestas de Bilbao se adelantó a la madrugada. Jóvenes encapuchados lanzaron, a partir de las 2.00, dos cócteles mólotov contra la puerta del Ayuntamiento produciendo leves desperfectos. Efectivos de la Ertzaintza (policía vasca) y decenas de alborotadores con la cara tapada se enfrentaron por espacio de una hora larga intercambiándose pelotas de goma y botes de humo por rodamientos, piedras y bombas incendiarias. La policía detuvo a un joven de 20 años, natural de Córdoba, por participar en los incidentes, en los que resultaron contusionados cinco ertzainas y varios manifestantes. Las enseñas española y vasca, izadas a las 10.00, ondearon en el Ayuntamiento sólo dos horas, protegidas por un amplio despliegue policial.El año pasado, la Ertzaintza detuvo a un punki del pueblo madrileño de Parla por participar en los incidentes en el día grande de las fiestas de Bilbao. Ayer, la solidaridad foránea con el movimiento abertzale vino, entre otros, de la mano de un punki de Córdoba. La policía vasca detuvo a Mariano Herrera Cortés, de 20 años, por su presunta participación en los incidentes que se produjeron en los alrededores del Ayuntamiento de Bilbao ocho horas antes de que se izara la bandera española en la balconada consistorial. La Ertzaintza informó de que esta persona ya había sido arrestada el pasado domingo por un intento de agresión a un ertzaina.

Los incidentes comenzaron con el lanzamiento de varias bombas incendiarias contra la puerta de la casa consistorial. Ni el dispositivo de cámaras dispuesto por el Departamento de Interior del Gobierno vasco ni el despliegue policial fueron suficientes para persuadir a los jóvenes abertzales de reeditar la guerra de las banderas. Cerca de cincuenta individuos, muchos de ellos con pasamontañas y pañuelos, formaban el núcleo central de los atacantes. Divididos en grupos y parapetados entre los urinarios dispuestos por el Ayuntamiento para las fiestas y los contenedores de basura, los jóvenes respondieron a las cargas policiales lanzando piedras, rodamientos y cócteles mólotov.

La policía, que en esta ocasión no utilizó efectivos de la unidad especial antidisturbios (conocidos popularmente como beltzas por el color negro de sus uniformes), cargó en varias ocasiones en el interior del recinto festivo. Previamente, efectivos de la Ertzaintza se habían incautado, en una de las calles del casco viejo, de material pirotécnico, dos lanzaderas y una treintena de bombas incendiarias.

Ante el cariz que estaban tomando los enfrentamientos, miembros de varias comparsas (grupos que organizan y animan las fiestas) intentaron hacer un cordón de seguridad para frenar el enfrentamiento y evitar que los incidentes se generalizaran por todo el recinto festivo.

Sobre las 3.15 aparecieron el concejal de Cultura del Ayuntamiento, Joseba Intxaurraga, y el máximo responsable de la Ertzaintza de Bilbao. Ambos mantuvieron un encuentro informal con representantes de las comparsas y acordaron que la policía se replegaría hacia el Ayuntamiento. La Ertzaintza, poco a poco, se fue retirando hacia el consistorio. Los alrededores del Ayuntamiento quedaron plagados de piedras y restos de dos urinarios quemados y una cabina telefónica fue incendiada.

No hubo más incidentes. A las diez de la mañana, cuatro policías municipales con cascos antidisturbios izaron las cuatro banderas -incluida las enseñas española y vasca- y dos horas después las arriaron. Al mediodía, Herri Batasuna (HB) celebró una manifestación, en la que participaron unas mil personas, que finalizó ante el Ayuntamiento sin incidentes.

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