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El 'cambio' de Chirac sólo se nota en las pruebas atómicas

Jacques Chirac ha celebrado los cien días de su presidencia en medio de una sorprendente indiferencia. La prometida "revolución cultural", la ruptura con la lógica de "la única política posible", también llamada del "pensamiento único", la reducción de la "fractura social", y, en fin, el esperado triunfo de la política sobre la economía, no se ha producido. Chirac había dicho antes de ser elegido para el Elíseo que su mayor preocupación consistía en reflexionar sobre las medidas que tomaría durante los primeros 100 días de su mandato, "que son los que marcan el tono de un septenio". Lo cierto es que el "cambio", la "ruptura" sólo se ha notado en la decisión de reemprender los ensayos nucleares, hecha pública pocas semanas antes de las celebraciones del cincuentenario de la explosión nuclear norteamericana que destruyó la ciudad japonesa de Hiroshima. El resto ha sido puro continuismo, hasta el extremo de que las malas lenguas llaman al primer ministro Alain Juppé el Balladur calvo.El inventario de medidas presidenciales es largo, pero modesto, casi inexistente. Por ejemplo, las pensiones de los jubilados han sido aumentadas en un 0,5% y el salario mínimo en un 4%, pero el incremento del IVA penaliza el consumo de los franceses con un 2% suplementario.

En el terreno laboral, los llamados contratos de inserción se han convertido en contratos iniciativa-empleo de los que sólo se han beneficiado 23.000 trabajadores de entre los más de tres millones de parados con que cuenta Francia.

La cacareada devolución de poderes al Parlamento pasa por crear una sesión única de nueve meses -pero sólo 120 días efectivos de trabajo- a cambio de ampliar las áreas sobre las cuales el presidente de la nación tiene derecho a convocar referendos.

Popularidad

La popularidad del presidente Jacques Chirac sigue siendo alta, pero en tres meses ha perdido 11 puntos en los sondeos de opinión. Su política sobre el empleo es desaprobada por un 52% de los ciudadanos, que en un 47% también condenan la política desarrollada contra la marginación social.Aunque el 49% se manifiesta moderadamente satisfecho con la gestión presidencial (un 40% la desaprueba), es importante recordar que Chirac fue elegido por su promesa de luchar contra el paro y por la de introducir cambios sustanciales que conllevarían una menor presión fiscal para las capas medias y, en consecuencia, una reducción de las diferencias sociales.

La política internacional, incluidas las pruebas nucleares o su actitud de firmeza verbal contra Serbia, jugó un papel muy relativo en la decisión de los electores. Ahora, en cambio, la amenaza de boicoteo internacional contra los vinos, los perfumes o los quesos franceses sí tendrá repercusión interior y no le será precisamente favorable.

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