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Grave contaminación por el vertido sin control del 45% de los desechos ganaderos

Las granjas españolas generan tanta basura orgánica como cien millones de personas

Se habla poco de ellos. El protagonismo se lo llevan los residuos urbanos y los industriales, pero los desechos de la ganadería intensiva estabulada tienen un importante impacto. La cabaña ganadera española produce una carga de basura orgánica similar a la de 100 millones de personas; y el 45% de esos residuos se vierte de forma incontrolada y directa al suelo o a los ríos, lagos y embalses, sobrepasando su capacidad natural de asimilación y depuración.

Las granjas nacionales -en torno a 38.000- producen cada año 62 millones de toneladas de basura, según el recuento de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente y Vivienda. La concentración de estas basuras tiene especial incidencia en Cantabria, Cataluña y Asturias.Un estudio de la Coordinadora de Organizaciones de Defensa Ambiental (CODA, que reúne a 170 grupos) sobre prevención de la contaminación hídrica señala que casi la mitad de estos residuos se vierten sin control ni prevención. Porque lo malo de estas basuras no es su composición, sino su concentración. En zonas como el llano de Lérida, con sus enormes granjas de porcino, el asunto empieza. a tomar dimensiones preocupantes.

Medio Ambiente calcula que será necesario nada menos que medio billón de pesetas para adecuar las instalaciones ganaderas a las normas de depuración de la Unión Europea, una cantidad parecida a la que precisan las instalaciones industriales.

Francisco Gil, director general de Calidad de las Aguas, reconoce: "Es un problema enorme de contaminación orgánica, que tiene solución. Porque son residuos aprovechables, que se pueden incorporar perfectamente al ciclo biológico, pero no en la concentración en la que se producen. La solución es distribuirlos y también transformarlos en biogás, como en Vic (Barcelona), donde hay una concentración enorme de porcino y ya se empiezan a aprovechar las basuras de esta forma".

Jesús Cabasés, experto en residuos de la CODA, da las claves: "La agricultura y ganadería industriales han roto el vínculo que tradicionalmente les unía con la tierra, provocando, por un lado, erosión de los suelos agrícolas y dependencia de abonos y plaguicidas químicos y, por otro lado, acumulación y contaminación por residuos ganaderos".

Purines y gallinaza

Cabasés hace ver la necesidad de un Plan Nacional de Residuos Orgánicos, al estilo del que ya existe para los tóxicos e industriales: "Este es el recurso más importante que tendríamos para frenar la erosión, que es el problema ecológico más grave de España". Se trata de aprovechar desde el estiércol a los purines (residuos de cerdos) y la gallinaza (los de las gallinas) para regenerar los suelos y volverles a dotar de una riqueza orgánica en la que arraigue la cubierta vegetal. "Se está basando la lucha contra la erosión en el árbol, y eso es un error; porque lo fundamental son las herbáceas, para sujetar el suelo", dice Cabasés. "Y todos los desechos orgánicos forestales, de mataderos, agropecuarios, urbanos y los fangos de depuradoras sirven perfectamente para eso, y apenas se aprovechan. Y en total son 160 millones de toneladas cada año".

Agustín Mariné, de Iniciativa Rural-Jóvenes Agricultores, coincide en que el problema es grande, sobre todo, con los pollos y los cerdos, porque se crían con mayor densidad. "Las vacas en España dependen todavía mucho del terreno. En un 50% se trata de ganadería extensiva; y eso es perfecto para el medio ambiente. Una vaca por hectárea no es problema; el problema surge cuando hay 500 en media hectárea. Por la concentración. El terreno no lo puede absorber".

Como ejemplo, Marine propone el caso de Holanda, donde, asegura, "uno de cada tres árboles ha muerto por efecto de la concentración de ácidos orgánicos".

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