Dirigentes de CiU presionan a Pujol para que anteponga las legislativas a las autonómicas
Miembros de las direcciones de los dos partidos que integran la coalición Convergència i Unió (CiU) intentan convencer a Jordi Pujol para que modifique el calendario electoral y anteponga las elecciones legislativas a las autonómicas. Al argumento del deterioro de la situación política se añade que una parte del electorado conservador que vota a CiU en las autonómicas está disgustado por el apoyo prestado al Gobierno del PSOE, desea castigarles y lo hará votando al Partido Popular (PP). Si se convocan primero elecciones autonómicas, la disminución de estos votos acarreará la pérdida de la mayoría absoluta de CIU en el Parlamento catalán. Para evitar lo proponen cambiar el calendario electoral: legislativas en otoño y autonómicas en primavera. Pujol "se ablanda", explicó un dirigente de Unió.
Los más fervientes defensores del adelanto inmediato de las elecciones legislativas son algunos dirigentes del partido democristiano catalán, Unió Democrática (UDC), entre los que se cuenta su líder Josep Antoni Duran Lleida. La conveniencia de cambiar el calendario electoral la apoyan también algunos dirigentes del propio partido de Pujol, Convergència Democrática (CDC).El portavoz de CDC, Pere Esteve, explicó ayer que tanto en su partido como en la coalición hay diversidad de opiniones. "Ciertamente es opinable", dijo, "cual puede ser el mejor calendario electoral para CiU desde el punto de vista estrictamente partidista".
Agregó, no obstante, que ha aumentado la presión para adelantar ya las elecciones legislativas atendiendo no ya a éstas razones sino por el deterioro de la situación política española.
CiU percibe con claridad que hay un electorado de derechas muy deseoso de acabar con el Gobierno del PSOE y recibe numerosas indicaciones de parte de su base social para que facilite la llegada del PP al Gobierno. Estas indicaciones provocan inquietud en los nacionalistas, porque van acompañadas de una amenaza de votar al PP.
Un diputado democristiano explicó a este diario que si el electorado conservador que apoya a CiU en las elecciones autonómicas ve ahora que los nacionalistas se desenganchan del Gobierno del PSOE, y tienen la oportunidad de votar este otoño al PP en unas elecciones legislativas, es probable que en primavera, calmadas las aguas, vuelvan a apoyar a Pujol en las autonómicas.
Para los nacionalistas no existe ninguna duda de que si las elecciones autonómicas se celebran "en clave catalana" Pujol no tiene rival. Pero son conscientes de que el PP sería el principal beneficiado de que se celebraran en un escenario político dominado por la zozobra del Gobierno de Felipe González.
Pujol tiene en sus manos la llave de los dos parlamentos. Del de España, porque CiU aporta los diputados que le faltan al PSOE para formar mayoría. Y del catalán porque como presidente de la Generalitat tiene la facultad de disolverlo. La legislatura catalana finaliza sus cuatro años en abril, pero Pujol tiene previsto adelantar las elecciones a este otoño para evitar que coincidan con las legislativas. En su, condición de líder de CiU, Pujol pactó en junio con González que mantendría el apoyo parlamentario al Gobierno del PSOE hasta el 31 de diciembre, fecha en que finaliza el semestre durante el que España preside la Unión Europea.
Pero, en las últimas semanas, Pujol se muestra sensible al quebranto de la solidez del Gobierno. Dirigentes de CiU prodigan estos días declaraciones acusando al PSOE y al Gobierno de no saber reaccionar. El propio Pujol manifestó públicamente las dudas que le asaltan cuando, en la conferencia de prensa que convocó antes de empezar sus vacaciones, advirtió que el calendario electoral podía variar. Un dirigente de CiU afirmó anteayer que la, confianza de Pujol en la idoneidad de sus actuales previsiones electorales "ha pasado del 90% al 60%".
Los democristianos presionan a Pujol para que, tras las vacaciones de verano, CiU exija al Gobierno que demuestre los apoyos parlamentarios con que cuenta con "alguna votación políticamente significativa". El líder de Unió no quiso admitir que reclamaba que González pida una votación de confianza al Congreso en un momento en que él propugna que CiU se la niegue.
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