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EE UU califica el tabaco de droga y lanza una nueva batería de prohibiciones

La industria responde con pleitos al intento de frenar el número de fumadores jóvenes

El presidente Clinton anunció ayer su respaldo a las nuevas propuestas para disuadir a los adolescentes del uso del tabaco y reducir en un 50 % el número de fumadores jóvenes de aquí al año 2000, en una ofensiva general que incluye serias limitaciones publicitarias y la prohibición de venta a menores de 18 años. "Cada día 3.000 jóvenes comienzan a fumar, Un millar de ellos morirá de cáncer, enfisema, corazón u otras enfermedades", señaló Clinton para justificar las medidas. La reacción de las industrias del tabaco y de la publicidad se tradujo en una oleada de querellas.

La Casa Blanca anunció su acuerdo con las propuestas hechas por. la FDA (Found and Drug Administration), el organismo responsable de productos farmaceúticos y alimentarios, a partir de la consideración de que la nicotina es una droga. La FDA no plantea, por el momento, ilegalizar la venta de tabaco, por las consecuencias sociales y políticas de la medida: "Más que prohibir unos productos a los que millones de norteamericanos son adictos, las normas se concentrarán en prevenir en las generaciones futuras el desarrollo de una adicción relacionada con la nicotina". Los puros y el tabaco de pipa no resultan afectados por las propuestas.La respuesta de la industria fue inmediata. Philip Morris R. J. Reyno1ds y otras tres empresas fabricantes presentaron ayer sendas querellas ante los tribunales en las que negaban a la FDA capacidad legal para regular el mercado del tabaco Una coalición de siete empresas y asociaciones relacionadas con la publicidad denunciaron también ayer a la FDA "por su completo desprecio de la Primera Enmienda constitución, señaló en Washington John Fithian, portavoz de la coalición, al comentar las propuestas relacionadas con las restricciones de publicidad.

Hal Shoup, directivo de la asociación de empresas publicitarias, resumió así la línea jurídica de ataque: "Si se puede restringir la libertad de expresión sobre un»producto que es legal como el tabaco, se podrá hacer lo mismo con cualquier otro producto".

Las batallas se librarán, pues, en los tribunales, en la opinión pública y en el Capitolio, con repercusiones políticas de diverso signo. Aunque Bill Clinton pagará un precio electoral en los Estados del sur, principales productores de tabaco, la mayoría de la población, según indican todas las encuestas realizadas hasta ahora, está de acuerdo en que se limite el acceso de los jóvenes a los cigarrillos.

Las principales medidas que la FDA propone y el presidente .Clinton apoya son las siguientes:

Prohibir la venta de tabaco a menores de 18 años, en vigor ya en numerosos Estados, pero no a nivel nacional.

Prohibir las máquinas expendedoras de cigarrillos y los mostradores de autoservicio, para que los clientes tengan que demostrar su edad a la hora de comprar tabaco.

Restringir el patrocinio de espectáculos deportivos. Las empresas podrían utilizar su nombre, pero no el de productos específicos. de tabaco ni sus símbolos.

Prohibir la venta por correo o los obsequios de cigarrillos.

Prohibir la publicidad del tabaco cerca de escuelas y zonas juveniles y limitarla a textos sin fotos en revistas con un 1,5 % de lectores jóvenes.

Prohibir la distribución de camisetas y toda clase de objetos que reproduzcan marcas, símbolos o lemas de las compañías tabaqueras.

Promover una campaña nacional de educación, subvencionada por la industria del tabaco, sobre los riesgos que implica fumar.

Las propuestas se someten ahora a un periodo de debate de 90 días, antes de su adopción formal. Lo ideal para Clinton, según su portavoz, es que el Congreso adopte una legislación que refleje las medidas, para afrontar mejor la batalla legal, pero no es probable que los republicanos compartan este punto de vista.

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