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Dos matrimonios británicos piden que se aplique la eutanasia a sus hijos enfermos

Los pequeños tienen el cerebro, dañado, sufren constantemente y apenas descansan

Isabel Ferrer

Thomas Creedon e Ian Stewart son dos niños británicos que tienen mucho en común, pero -nunca llegarán a saberlo. Con apenas dos años, ambos están ciegos y sordos y padecen una subnormalidad profunda acompañada de grandes dolores. Aunque de distinta forma (Thomas se alimenta por medio de una sondagástrica, mientras que el corazón de Ian fallará dentro de poco), sus respectivos padres. quieren ser autorizados a acabar con sus sufrimientos. Su petición ha vuelto a poner de relieve la falta de una ley que regule la eutanasia en el Reino Unido.

Para lan Stewart la vida no ofrece demasiados alicientes. Nació con una sola arteria en su corazón. Antes de ser operado para insertarle otra artificial, sus pulmones se encharcaban. Era un niño doliente pero alegre. Un fallo quirúrgico le -dejó sin riego sanguíneo cerebral y desde entonces está sentenciado. Necesita una segunda intervención hacia los cinco anos, pero los médicos prefieren no tocarle más.Thomas Creedon ni siquiera ha tenido un minuto de vida activa. Su cerebro sufrió daños irreparables en la gestación y es alimentado por un orificio practicado en su estómago. No puede ser abrazado o acunado. Sus constantes espasmos lo impiden. Los dos niños lloran inconsolablemente y sólo descansan cuando caen, extenuados, en un sueno siempre demasiado corto.Nadie en el Reino Unido duda del sufrimiento de Jim y Bronwen Stewart y de Fiona y Con Creedon. Pero su tragedia personal tiene ecos más amplios. Los neurólogos señalan que es imposible saber el grado de sensibilidad o percepción de un cerebro tan deteriorado. Ni siquiera sus padres pueden asegurar que Ian y Thomas no reciben estímulo alguno del exterior.Para complicar aún más las cosas, el aspecto de los pequeños es saludable-, sin duda, gracias al cariño familiar. Su aspecto no ayuda demasiado a que la opinión pública se ponga del lado de los padres en casos como éstos que no tienen, además muchos precedentes. [En España no se conoce ninguna petición legal de eutanasia aplicada a menores y el único caso existente entre adultos es el de Ramón Sampedro, de 51 años, que sufre tetraplejia desde los 25. En1986, los padres de Mercedes Rodríguez, un. niña vizcaína de dos años, pidieron públicamente que la dejaran morir. La niña, que sufría lesiones cerebrales y cardiovasculares, necesitaba respiración artificial y murió poco después. Holanda, el único país europeo donde la eutanasia no está penalizada, no ha habido ninguna petición para niños].Los Creedon han puesto su caso en. manos de los jueces.Quieren retirar la sonda gástrica y permitir que su hijo, sedado, muera por, falta de fluidos. Para algunos juristas, ello sería un caso claro de eutanasia con un ser incapaz de expresar su opinión y afectaría el derecho a la vida de ancianos y bebés inconscientes. Activistas contra la eutanasia ven en la petición el deseo de los padres de poner fin a su pesadilla. lan morirá de todos modos- en un plazo no superior a cinco años. Su maltrecho corazón -no resistirá más y los Stewart pretenden ponerle antes una inyección letal. No' desean verle ahogarse de nuevo y patalear en busca. de oxígeno mientras su piel azulea.Si los niños estuvieran sujetos a respiradores artificiales, los tribunales habrían analizado ya si dicho tratamiento aporta algo a su-estado". Se trata, sin embargo, de una eutanasia activa.

En 1990, Tony Bland, un joven de 22 años aplastado en el estadio de Hillsborough, y en coma vegetativo irreversible, fue desconectado de los aparatos que le mantenían vivo. Los especialistas dicen que este no es un buen precedente. Tony no sentía nada y nunca despertana.

Mientras llegan las sentencias de Thomas Creedon e Ian Stewart, el experto en Derecho de la Salud Andrew Grubb ha ido en sus reflexiones el resulmido estado de ánimo de buena parte de los, afectados: "Sólo en el Parlamento reside el mandato de legalizar la eutanasia", ha dicho. "Mientras eso no suceda, quizá sea mejor que los tribunales decidan si algunas vidas, a veces, ya no merecen la pena ser vividas".

La policía de Manchester investiga mientras tanto la muerte de Abigail Watts_ ocurrida en la unidad de cuidados intensivos del hospital infantil de la ciudad. La niña, de "14 meses, presentaba también graves daños cerebrales y respiraba gracias a una traqueotómía. El pasado martes, el equipo que la atendía descubrió que el tubo del oxígeno, se había desprendido de su garganta. El centro médico asegura que no ha habido fallos mecánicos. Los detectives sospechan que alguien cometió un acto compasivo pero ilegal.

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