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Para Almudena Grandes la literatura de los 50 es "más moderna y rica" que la actual

Almudena Grandes considera que la literatura de los años cincuenta es "más moderna y rica" que la que se ha hecho a partir de entonces. "Los escritores han ido perdiendo la batalla de su existencia y se han ido disolviendo en su propia escritura", salvo excepciones, como Francisco Umbral y Manuel Vázquez Montalbán.

La escritora madrileña expresó ayer sentir una admiración "general y profunda" hacia toda la generación de los años cincuenta en la conferencia sobre La generación del medio siglo que pronunció en los Cursos de Verano de El Escorial.

Juan Marsé y Juan García Hortelano son para ella los escritores de la generación que le ayudaron a descubrir Madrid como una "ciudad viva", y a desarrollar su novela, que se caracteriza por ser profundamente urbana. Conocer Madrid ha sido para Almudena Grandes "una necesidad más que un placer", dice, como también lo ha sido acercarse a los personajes de la generación, capaces de ser "asumibles y a la vez grandiosos en su pequeñez".

Gran admiradora también de la literatura de Galdós, Emily Bronte, Jane Austen y en general de la del todo siglo XIX, declaró que la del siglo XX se ha convertido lamentablemente en una "profunda escisión de la literatura en pequeños pedazos", lo que no impide que no haya grandes novelas, como las de Tom Wolfe y Vikram Seth. A su generación, la de los ochenta, agradece el haber tenido gran número de lectores gracias a la gran actividad editorial porque la mayoría han sabido incorporar lo cotidiano a sus relatos.

Almudena Grandes fue la tercera mujer ganadora del premio de literatura erótica La Sonrisa Vertical en 1989, con su novela Las edades de Lulú, una "novela generacional ", que triunfó porque una parte de españoles la asumió como la educación sentimental de su generación. Aunque lo que realmente determina el éxito en general de una novela erótica es, según dice, "el punto de vista sexual del narrador y su capacidad para saber que las novelas de amor y las eróticas son perfectamente intercambiables". El sexo es para Almudena una de las taras del poder, que "ni está de moda ni dejará de estarlo", algo que ya mostraba en 'su segunda novela, Te llamaré Viernes.

Con Malena es un nombre de tango, su tercera novela, la escritora cerró las puertas a tres años de trabajo y dijo adiós a los personajes, aunque ahora confiese soñar continuamente con ellos, y es que tiene la sensación de estar siempre escribiendo la misma novela, algo, según ella, probablemente cierto. Sobre sus tres obras declara que esconden grandes mentiras, la gran mentira de Malena es que su protagonista no existe, "está construida con retazos odiosos de algunas mujeres que he conocido".

Este verano comienza un nuevo trabajo basado en el paso de los 30 a los 40 años en la vida de la mujer, novela de la que no quiere desvelar el titulo por superstición. Aunque no hay secretos para ello, confiesa, porque entonces "los autores seriamos editores".

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