Sobrevivir en Rusia, imposible con el sueldo
La economía sumergida, tabla de salvación para el 30% de los rusos, con rentas inferiores al Iímite de la pobreza
Mientras los nuevos rusos, los privilegiados de la transición a la economía de mercado, compran vehículos de lujo, se construyen ostentosos chalés y descansan en las playas del sur de Europa, los rusos de a pie, que son la mayoría, ejercen el pluriempleo y sacrifican su ocio al cultivo de remolachas y patatas para compensar, salarios de miseria que llegan con retraso y no bastan siquiera para alimentarse de pan y leche.Las estadísticas arrojan un cuadro desolador sobre los costes sociales de la reforma que Rusia emprendió a finales, de 1991 y permiten concluir que los rusos viven en una terrible penuria. Esto es cierto para un sector de la población, que incluye a los jubilados, los enfermos, los débiles, los que consagran sus esfuerzos a actividades poco lucrativas como la ciencia o la investigación y los que están negados para el comercio.
Sin embargo, las estadísticas, según las cuales 44,5 millones de habitantes (el 30% de la población) tiene ingresos inferiores al límite de pobreza (277.000 rubios o algo más de 60 dólares, unas 7.200 pesetas), deben interpretarse con matices. En Rusia existen sectores sociales capaces de acomodarse y de compensar el deterioro de su nivel de vida a base de ingenio y de recursos en la economía sumergida. De otra forma, resulta imposible explicar que los rusos no mueran de desnutrición o, pese a su infinita paciencia, no salgan en masa a la calle a pedir la dimisión del Gobierno.
El límite de pobreza refleja los costes de los bienes de consumo más imprescindibles y está por encima del salario mínimo, una cantidad que junto con las pensiones mínimas, subirá hasta los 55.000 rubios en agosto. Ante el aumento constante de los precios, el salario. medio (495.000 rubios o algo más de 100 dólares en junio con un deterioro de un 25% de la capacidad adquisitiva en un año) no asegura una alimentación normal. Según datos de la primera mitad de 1995, sólo 8,4 millones de rusos, (un 6%) cobran más de un millón de rubios al mes (alrededor de 25.000 pesetas).La bolsa de la compra
Varios rusos consultados, con salarios considerados como medios, coinciden en que el principal gasto de su presupuesto es la comida y que, una vez asegurada ésta, apenas les queda para otros capítulos. En Moscú, una barra de pan cuesta alrededor de 2.000 rublos (unas 53 pesetas) y un litro de leche oscila entre los 3.000 y 4.500 rubios. Por una docena de huevos se pagan entre 2.900 y 3.300 rubios, y un kilo de carne vale entre 25.000 y 50.000 rubios (entre 650 y 1.300 pesetas).
Un kilo de patatas cuesta de 3.500 a 6.000 rubios; un kilo de tomates, entre 4.500 y 7.000 rublos, y un kilo de azúcar, alrededor de 5.000 rubios. Un billete de metro vale 800 rubios, y un abono mensual de transportes, 96.000 rublos. Mes a mes, aumentan inexorablemente los gastos de comunidad de las viviendas, que en gran parte han sido privatizadas.En Moscú, una familia de cuatro personas residente en un piso de 60 metros cuadrados paga más de 91.000 rubios al mes (mantenimiento, calefacción, agua, antena de televisión y limpieza), sin contar- el teléfono y la energía eléctrica, que añaden un mínimo de 18.000 rubios más.En la actual jungla de la sociedad rusa, los jóvenes sanos y fuertes dispuestos, a asumir riesgos sin fijarse demasiado en la ley tienen ante sí numerosas posibilidades de ganar dinero, entre ellas despachar en el comercio, trabajar a destajo en la construcción, o ejercer como guardaespaldas, una opción arriesgada, que, atrae a los licenciados del Ejército o de los cuerpos especiales antiterroristas.Serguéi cobra unos 500.000 rubios por su trabajo como soldador y, de la primavera hasta el otoño, pasa sus ratos libres en el huerto de su dacha (casa de campo), donde cultiva hortalizas y zanahorias que, además de las setas y bayas recogidas en el bosque vecino, conserva para el invierno.
Su hermano, Vitali, que oficialmente está en paró, gana, en la práctica, cuatro veces más que él con chapuzas diversas en las numerosas obras de los alrededores de Moscú. Para trabajar en estas obras -a menudo mansiones de lujo- llegan a la capital rusa brigadas clandestinas de ucranios que, por 150 dólares, trabajan un mes y se van agradecidos a su país, donde los salarios son inferiores. Los contratistas de Moscú pagan a los ucranios menos que a los rusos por el mismo trabajo.Nadia, que trabaja en una fábrica militar, recibe 120.000 rubios al mes. Su marido, oficial del Ejército, cobra en teoría 400.000, pero, como millones de personas en toda Rusia, recibe su sueldo con retraso de meses. Nadia complementa los ingresos familiares cortando el pelo a sus colegas, por precios inferiores a los de las barberías (40.000 rubios por un corte). Aun así, muchos ahorran . cortándose el pelo en casa, y Nadia ha tenido que ampliar sus servicios con el esquilado de perros, por lo que cobra entre 80.000 y 100.000 rubios (dependiendo del tamaño y del carácter del animal).
Rusia es hoy un país lleno de taxis clandestinos. En cualquier ciudad, basta con levantar una mano al borde de la calzada para que un biólogo de la Academia de Ciencias, un profesor, de economía o ingenieros de todas las especialidades y tendencias políticas ofrezcan su vehículo al pasajero. El coche como instrumento de trabajo puede reportar unos 150.000 rublos al día, según Boris, un técnico de un centro nuclear, que goza "de vacaciones no retribuidas", un eufemismo para indicar la condición de parado temporal.
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