La OTAN amplía a Bihac, Tuzla y Sarajevo su protección aérea
Los 16 miembros de la Alianza Atlántica (OTAN) aprobaron ayer la extensión a otras tres zonas de seguridad de Bosnia-Herzegovina (Bihac, Tuzla, y Sarajevo) las medidas aprobadas la semana pasada para proteger el enclave de Gorazde. La decisión flexibliza la cadena de mando para una eventual intervención aérea que garantice la seguridad de las tres nuevas zonas, al amenazar con operaciones puntuales y selectivas a "cualquier fuerza" que intente atacar los enclaves, según precisó el secretario general de la OTAN, Willy Claes.En Bihac, donde cinco ejércitos luchan por el control de la zona, la primera tarea es el despliegue de observadores en tierra para poder guiar eventuales ataques aéreos de los aviones aliados en defensa de la zona de seguridad.
Como primer paso para garantizar la defensa de los tres enclaves, teóricamente protegidos por la ONU, los embajadores dieron ayer el visto bueno al nuevo sistema de mando que flexibiliza la toma de decisión acercándola a las autoridades militares desplegadas sobre el terreno. La reunión finalizó con un "amplio consenso", según fuentes diplomáticas, en torno al plan aprobado el lunes por el Comité Militar.
Faltan observadores
Lo más urgente, según reconocen fuentes aliadas, es asegurar el despliegue de observadores de la ONU en la zona de Bihac -"en estos momentos no hay ninguno"- que guíen los aviones aliados en caso de que se dé el visto bueno a apoyos puntuales y selectivos pedidos por las autoridades militares sobre el terreno. Sin estos observadores, los aviones de la OTAN sólo pueden lanzar operaciones calificadas de "estratégicas", ya que para un bombardeo selectivo se requiere "presencia militar sobre el terreno que oriente los ataques aéreos", precisan fuentes aliadas.El plan aprobado por la OTAN flexibiliza la cadena de mando, lo que facilitará la puesta en marcha de ataques aéreos. Para operaciones puntuales y selectivas en las tres nuevas zonas de seguridad ya no se necesitará la llamada doble llave -autorización previa de las autoridades políticas y militares de la ONU- que restaba eficacia a las represalias aliadas, según reconocían los expertos. Un ataque masivo seguirá estando supeditado a esta doble decisión.
Los ataques aliados seguirán un esquema de progresividad, iniciándose con un bombardeo selectivo de las piezas de artillería agresoras que han disparado contra tropas de la ONU, hasta el ataque de puestos de control, almacenes o de armamento.
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