Guardias civiles acusan al ex sargento Dorado y al agente Bayo del asesinato de Lasa y Zabala
El ex sargento Enrique Dorado Villa lobos y el agente Felipe Bayo. Leal participaron en el secuestro y asesinato de José Antonio Lasa y José Ignacio Zabala. Así lo han declarado guardias del acuartelamiento de Intxaurrondo (San Sebastián) y consta en las diligencias que instruye el juez Carlos Bueren tras la identificación de los cadáveres en marzo. El resultado de las pesquisas policiales ha sido remitido ya al juzgado y arroja luz sobre otro misterio, el informe del fiscal Luis Navajas. Según creen los investigadores, la Dirección de la Guardia Civil lanzó una operación de intoxicación para evitar que los guardias fueran presionados sobre los casos de corrupción y acabaran hablando de Lasa y Zabala.
Dorado, que entonces era cabo, y Bayo no estuvieron solos. La investigación ha determinado la participación directa en los hechos de otros dos guardias, que están identificados, aunque su identidad no ha trascendido.En total, una veintena de agentes tomó parte en la operación, incluida la vigilancia de la villa La Cumbre mientras los dos presuntos miembros de ETA estuvieron recluidos en la antigua sede del Ministerio de Jornada en San Sebastián y posterior residencia del gobernador civil de Guipúzcoa.
Dorado, Bayo y los otros dos agentes formaban un grupo antiterrorista de la mayor confianza del entonces comandante Enrique Rodríguez Galindo, al mando de Intaxurrondo desde 1982, y del responsable información del acuartelamiento, el entonces capitán Ángel Vaquero.
Dorado y Bayo están en posesión de la medalla de plata de la Guardia Civil. La condecoración les fue entregada el 12 de octubre de 1984 en Intxaurrondo, en una fiesta presidida por Rafael Vera, entonces subsecretario de Interior. Era la Virgen del Pilar, patrona del instituto armado, y faltaban tres días para el primer aniversario de la desaparición de Lasa y Zabala.
La investigación abierta por el Ministerio de Justicia e Interior después de la identificación de los cadáveres en Alicante apunta a que los autores del secuestro y asesinato recibieron, muy probablemente, cobertura de la Dirección de la Guardia Civil. Años después, cuando en 1989 el fiscal Navajas inició el informe sobre corrupción en Intxaurrondo que lleva su nombre, la dirección intervino para frenar la intervención judicial.
En la cúpula del cuerpo, entonces bajo la dirección de Luis Roldán, se organizó la Operación Arca de Noé para cegar las pesquisas judiciales y mánipular testigos. Según las conclusiones actuales, el objetivo fue evitar que la presión de los tribunales acabara logrando que guardias u oficiales implicados en los hechos hablaran de todo, incluido el caso Lasa-Zabala.
Según los testimonios recogidos durante la investigación policial, el grupo antiterrorista a cuyo frente estaba el cabo Dorado Villalobos secuestró a Lasa y Zabala en Bayona, en el País Vasco francés, el sábado 15 de octubre de 1983, y les trasladó a un inmueble adscrito al Ministerio del Interior, pero sin uso, la villa La Cumbre, cerca del casco urbano de San Sebastián.
En octubre de 1983 ocupaba el Gobierno Civil de Guipúzcoa Julen Elgorriaga. El director de la Guardia Civil era el teniente general José Luis Aramburu Topete, que fue sustituido el 2 de noviembre siguiente por el teniente general José Antonio Sáenz de Santamaría.
En el sótano del citado edificio, los dos secuestrados fueron torturados durante semanas para conseguir información sobre otros presuntos miembros de ETA exiliados en Francia. Grupos de guardias de Intxaurrondo participaron en la custodia del inmueble. Pasadas varias semanas, Lasa y Zabala fueron trasladados a Busot (Alicante), donde fueron asesinados y enterrados en cal viva.
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