Sueco, judío y socialista
El director y guionista sueco Ake Sandgren parte de un conocido libro de Roland Schütt sobre la vida de un chico de 12 años, con connotaciones autobiográficas.Ambientado en 1920 en Estocolmo, Locuras de muchacho narra la durísima vida cotidiana de un niño, hijo de un padre socialista sueco y de una madre judía, emigrada de Rusia y combativa feminista. Las ideas de su padre y la religión de su madre están mal vistas en el ambiente en que se mueve, todos los pequeños negocios que monta para conseguir unas monedas con las que poderse permitir alguna satisfacción son un completo desastre, pero no por su culpa, sino por el contexto en que se sitúan. Sin embargo, y éste es uno de los puntos más atractivos de la película: el pequeño protagonista; jamás se desanima.
Locuras de muchacho
Director y guionista: Ake Sandgren. Suecia, 1993. Intérpretes: Roland Schütt, Jesper Salén. Madrid: ldeal (V. O.).
Narrada desde el punto de vista del jovencísimo protagonista, el realizador Ake Sandgren consigue hacer una perfecta fusión de su personalidad y el dibujo del mundo que transmite a través suyo, en gran parte gracias a la sensibilidad del joven actor Jesper Salén. Desde una sociedad que considera un delito vender preservativos, tal como hacen sus padres en su estanco, hasta el dibujo de algunos personajes, especialmente el padre, un hombre extraño, ferviente socialista, pero que posa como doble para un cuadro del rey de Suecia, víctima de una ciática que le hace andar con muletas y ser adicto a la morfina; lo que permite al actor Stellan Skarsgard hacer una gran creación.
Rodada con abundancia de medios, Locuras de muchacho desgraciadamente no pasa de ser una película interesante de un prometedor realizador. En su calidad de guionista y director, Ake Sandgren no consigue que el conjunto tenga la suficiente fuerza para que lo particular se convierta en general, lo cotidiano en universal y su atractiva historia trascienda sus límites.
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