Elorza suspende el desfile de autoridades en La Salve de San Sebastián ante la presión de los violentos
El alcalde de San Sebastián, el socialista Odón Elorza, decidió ayer suspender la tradicional comitiva de autoridades civiles que, el 14 de agosto, precede a la celebración religiosa de La Salve durante la Semana Grande. El fin de esta medida, que supone ceder ante la presión de los partidarios de la violencia, es evitar la ya habitual lluvia de monedas, piedras, tomates y huevos que simpatizantes de Herri Batasuna (HB) arrojan a los cargos públicos, encabezados por el lehendakari, José Antonio Ardanza.En concreto, en el enfrentamiento del pasado año entre los violentos y los agentes de la Ertzaintza resultaron contusionadas 16 personas. La policía vasca detuvo entonces a seis jóvenes, que fueron puestos a disposición judicial. Recordándolo, Elorza declaró ayer que "se trata de quitar una oportunidad a los violentos y, por lo tanto, de avanzar en el camino de la paz". El Partido Popular (PP) y Eusko Alkartasuna (EA) han mostrado su desacuerdo con la drástica resolución adoptada.
El próximo día 14 se reeditará, como todos los años, la celebración religiosa de La Salve en la basílica de Santa María. El acto suele estar presidido por el obispo de la ciudad, José María Setién, y durante el mismo el Orfeón. Donostiarra entona La Salve en honor de la Virgen. Sin embargo, el corto paseíllo entre la puerta del Ayuntamiento y la iglesia, que acostumbraban a realizar las autoridades civiles en medio de una verdadera lluvia de huevos, tomates, piedras y monedas, no tendrá lugar en esta ocasión. "Al menos este año, no", manifestó el regidor.
Grupos de radicales convocados por HB se apostaban a los lados del trayecto para protagonizar un ataque en toda regla contra los cargos públicos. El pasado año, la Ertzaintza intentó evitarlo y todo acabó en una batalla campal con seis detenidos y 16 heridos de diversa consideración. Además, los destrozos en propiedades públicas y privadas fueron cuantiosos.
"Ciudad patas arriba"
"No puedo dejar que pongan la ciudad patas arriba", declaró ayer Elorza; "no puedo darles otra oportunidad más para que ejerzan la violencia porque lo que a ellos les cohesiona a los demócratas nos hace daño y provoca dolor. La suspensión hay que entenderla, pues, como un acto en favor de la distensión".Elorza relató que los sucesos de los años anteriores -los del mismo día en 1993 dieron origen a más de 50 juicios por desórdenes públicos- fueron muy graves. "Creo que no es inteligente dejarles que lo vuelvan a hacer", indicó, aunque se mostró respetuoso con el Partido Popular y Eusko Alkartasuna, que se manifestaron contrarios a la supresión del desfile de las autoridades.
Los conservadores del Partido Popular solicitaron ayer la convocatoria de un pleno extraordinario para debatir el asunto, ya que consideran que la decisión no puede ser adoptada de manera exclusiva por los partidos que forman el equipo de Gobierno.
Para Eusko Alkartasuna "se trata de una tradición que hay que mantener contra viento y marea porque, si no, es como claudicar frente a los violentos".
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