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Entrevista:EL DEBATE DE LOS PRESUPUESTOS

Pedro Solbes MiraMinistro de Economía y Haciencia"Seré mucho más rígido en la negociación con CiU"

El ministro de Economía, Pedro Solbes, tiene preparadas las tijeras para el presupuesto el presupuesto del próximo año. Anuncia que el gasto público se reducirá en 1996 en más de medio billón de pesetas y que los recortes afectarán todos los ministerios, salvo Sanidad. Como el objetivo de reducir el déficit al 4,4% del PIB es innegociable y no hay margen para concesiones, Solbes afirma: "Este año en la negociación con CiU seré mucho más rígido".

C. MARTÍN J. RIVERA En plena elaboración de los Presupuestos para el año que viene, el ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, intenta que le cuadren los ingresos de este año.

Pregunta. ¿Por qué van tan mal los ingresos este año?

Respuesta. Los ingresos tributarios van conforme a lo previsto, a principios de año. Partimos de que las modificaciones en el Parlamento, la evolución de la economía y la liquidación del año 1994 podrían haber supuesto un desfase de unos 200.000 millones de pesetas respecto del proyecto inicial Hasta ahora; nosotros deberíamos tener unos ingresos tributarios en el mes de junio del año 1995 de 5,760 billones, y llevamos 5,780 billones, por lo tanto, vamos unos 20.000 millones por encima Los pagos, a su vez, van también unos 30.000 millones por debajo, lo cual quiere decir que cumplimos el objetivo de déficit.

P. Entonces ¿cuál es el pro blema?

R. El problema está en que cuando analizamos qué ha pasado para que se produzca ese desfase, vemos que va claramente por debajo de lo previsto el impuesto de sociedades, va claramente por debajo el de la renta físicas y van por encima los impuestos indirectos, con un comportamiento mejor de los impuestos especiales que del IVA.

P. ¿Qué está pasando en cada caso?

R. En sociedades y en IRPF hay claramente un problema de lavado de cupón que ha afectado a las retenciones por rentas del capital. Esto está bastante claro y detectado. En renta de personas físicas hay un menor ingreso que el previsto, posiblemente porque el comportamiento de los salarios al crecer menos de lo previsto ha dado lugar a menos retenciones. El impuesto de sociedades hasta ahora refleja unas cifras relativa mente bajas, pero no hay que olvidar que el momento clave es el mes de julio. En impuestos indirectos han ido muy bien los especiales y, sin embargo, ha tenido un comportamiento atípico el IVA.

P. ¿Por qué funciona mal el IVA si se han subido los tipos este año?

R. Se debe básicamente a dos razones. En primer lugar, al cambio en el sistema de devoluciones intracomunitarias. El segundo problema que tenemos en IVA es el de las devoluciones aceleradas en las operaciones gravadas al 4%; en especial, la industria agroalimentaria. Este doble efecto es difícil de cuantificar, pero calculamos que puede estar entre 200.000 y 250.000 millones de pesetas.

P. ¿No puede ser un problema también de que está aumentando el fraude?

R. La impresión no es esa, Sí que hay una utilización de las posibilidades jurídicas que ofrece el modelo, y el caso del lavado de cupón es clarísimo. Pero esto no hay que calificarlo de fraude. De hecho, los datos que tengo de la Agencia Tributaria en cuanto a levantamiento de actas demostrarían que la lucha contra el fraude está. funcionando muy bien.

P. Entonces ¿por qué fallan las previsiones?

R. Lo que se está percibiendo es algo que preveíamos en parte pero no tanto, y es que el crecimiento sigue basado en demanda exterior e inversión y mucho menos en consumo interno.

P. ¿Piensa hacer un nuevo recorte del gasto?

R. He tomado la decisión de no hacer ninguna propuesta de momento, aunque es una posibilidad que no descarto si no se produce una recuperación de los ingresos.

P. ¿Volvería a subir el IVA y bajar las cuotas sociales? R. Si analizáramos esta medida sólo en términos del año 1995 pues evidentemente tendríamos que decir que ha tenido unos resultados discutibles. En el comportamiento del IVA no vemos unos ingresos espectaculares y es cierto que este año hemos tenido un efecto inflación aunque también por otros factores como la sequía y el encarecimiento de las materias primas. Lo que ocurre es que esta decisión no hay que tomarla sólo en consideración en el año 1995, sino que hay que pensar que para 1996 tendremos una base de ingresos mayor sin el problema de la inflación. Si tuviera que tomar otra vez la decisión, en una perspectiva más a largo plazo, la volvería, a tomar.

P. ¿Para 1996 también?

R. En estos momentos no está prevista en absoluto una nueva subida del IVA. Es una opción que tengo bastante descartada.

P. ¿Cree que la rebaja de cuotas ha tenido un efecto beneficioso sobre el empleo?

R. No me atrevería a decir que la recuperación del empleo este año se debe a algo tan marginal como bajar un punto las cuotas a la Seguridad Social. Un cierto efecto ha brá tenido sin duda. En qué parte, no lo sé. La verdad es que hablamos en su momento de 150.000 empleos a crear este año y, por los datos que, conocemos, pensamos que se puede superar claramente la cifra de 300.000 empleos.

P. ¿Se puede tomar alguna medida para recuperar el consumo privado?

R. Yo creo que ese crecimiento del 2,3% en el consumo que prevemos es bastante razonable y es bueno que sigamos con esa filosofía. Hay un factor que es el de las expectativas, cierto temor al futuro de la gente que le impide cambiar el coche o comprarse una nueva lavadora. Pero tengo la esperanza de que si seguimos viendo un crecimiento del empleo como hasta ahora esas incertidumbres se van a disipar.

P. ¿Qué datos puede avanzar de los presupuestos de 1996?

R. El comportamiento irregular de los ingresos: este año plantea una duda importante para iniciar la elaboración de estos preupuestos. Por ello he comenzado a cerrar la parte del gasto y esperaré a septiembre para ver cómo se comportan los ingresos en julio y agosto y hacer una presentación al Consejo de Ministros de las previsiones, para este año y, el próximo. Partimos, sin embargo, de un incremento de los ingresos de entre el 4% y el 6% nominal, dependiendo de si contamos los ingresos por privatizaciones o no. A partir de ahí hemos puesto una serie de restricciones que nos parecen fundamentales. La primera es que tenemos que contar con una reducción del déficít tal que nos permita alcanzar el 3,5% para el Estado, el 4,4% para todas las Administraciones Públicas. Segunda restricción: tenemos que hablar de un crecimiento del gasto que sea prácticamente cero en términos reales; por lo tanto, estamos hablando de un crecimiento del gasto del orden del 3,5% o 4% en términos nominales, coherente con la previsión de inflación.

P. ¿En qué se va a concretar el recorte del gasto?

R. Hemos definido, en primer lugar, una serie de gastos obligatorios: los salarios de los funcionarios deben crecer lo pactado; las pensiones, igual que la inflación; los intereses de la deuda aumentarán en más de 600.000 millones. Luego, hay que respetar política de desempleo, modelo de financiación de la sanidad pactado con las comunidades autónomas, transferencias a las administraciónes territoriales y aportaciones a la UE. En lo que nos queda hay que hacer un esfuerzo de reducción del gasto muy importante, superior al medio billón de pesetas. Por ministerios, el trato más favorable será para Sanidad, que crecerá por encima de los 200.000 millones de pesetas. El resto de los ministerios, prácticamente todos, quedan por debajo de las cifras de 1995.

P. Pero ¿con qué criterios se va a aplicar el recorte?

R. El recorte por ministerios varía entre un 12% y un 15% en los capítulos VI y VII [inversiones reales y transferencias de capital]. Hay una serie de criterios generales, como punto de partida, que lógicamente no se pueden aplicar de forma mecánica a todos los ministerios. Pero estos criterios son: oferta pública de empleo prácticamente nula, recorte de un 20% en compra de bienes y servicios; reducción de un 20% en transferencias corrientes; reducción de un 10% en transferencias a empresas públicas; reducción de inversiones reales entre el 10% y el 15%. Habrá que esperar a septiembre para terminar de encajar las cifras, porque es verdad que si para entonces los ingresos no evolucionan mejor quizá habrá que pensar en recortes de gasto adicionales a los que ahora manejamos.

"Seré mucho más rígido en la negociación con CiU"

P. ¿Se puede hacer este recorte sin afectar al gasto social? R. Si por gasto social entendemos pensiones, sanidad y desempleo, yo creo que sin ningún problema.

P. ¿Va a subir algún impuesto, por ejemplo, los especiales o las tasas?

R. Todos los impuestos. especiales que se aplican en una cantidad fija se van a poner al día en función de la inflación. Las tasas también se pondrán al día, por lo menos en el porcentaje de la inflación.

P. ¿Piensa actualizar la tabla y la tarifa del IRPF?

R. En principio, se está trabajando en esa hipótesis.

P. ¿Piensa recortar las deducciones por compra de vivienda y gastos de enfermedad?

R. En vivienda no pienso modificar nada.

P. ¿Qué calendario tiene de conversaciones con los partidos políticos?

R. Me gustaría seguir avanzando dentro del Gobierno y centrar mejor la faceta de gastos. El 1 de septiembre tendré ya una primera de finición de los ingresos y, a partir de ahí, desearía hablar con todos aquellos grupos parlamentarios que puedan estar dispuestos a ello para apoyar1os presupuestos. Es toy pensando en CiU, PNV y Coalición Canaria.

P. ¿Excluye conversaciones con el PP?

R. El PP se excluye solo. Ya ha dicho de forma muy contundente que lo primero que harán cuando lleguen [al Gobierno] será revisar un presupuesto que no conocen. En estas condiciones, su disposición a negociar me parece prácticamente nula.

P. ¿Qué opina de la propuesta de CiU de subir el impuesto de sociedades. y bajar las cuotas a la Seguridad Social?

R. Pues que es un tema imposible. No hay ningún margen dada la situación del presupuesto de la Seguridad Social para reducir cotizaciones.En todo caso, si hay margen para algo es para aumentar las cuotas.

P. ¿Qué no repetiría de la negociación con CiU del pasado año?

R. Cada negociación es distinta. El año pasado teníamos un margen para aceptar enmiendas que ya no existe. Este año en la negociación con CIU seré mucho más rígido. El presupuesto tiene que plantearse como un todo y ese todo admite muy poco margen de cambio. Incluso este pequeño margen debe hacerse de forma que cada incremento de gasto o disminución de ingresos se compensen se compense con una cesión equivalente.

P. ¿Su intuición le dice que es posible un acuerdo con CiU?

R. La verdad es que ahí la intuición está en cierta medida condicionada por el deseo y mi deseo dice que sería importante llegar a un acuerdo con CiU sobre el Presupuesto. Es importante desde el punto de vista de los mercados. También conviene que si hay un proceso electoral el año que viene lo abordemos con la tranquilidad de un presupuesto adaptado al Plan de Convergencia. No podemos perder un año en este sentido y por eso me parece importante que se llegue a un acuerdo.

P. Por motivos de táctica política ¿le interesaría más a CiU o al Gobierno pactar estos presupuestos?

R. Debe interesarle a todo el país, incluidos el PP e Izquierda Unida, No se entendería que no hiciéramos el presupuesto de 1996 que tenemos que hacer. Perder un año en este momento sería una irresponsabilidad en términos históricos. Hay que hacer un esfuerzo por parte de todos.

P. ¿No le resulta especialmente incómodo hacer este presupuesto dada la situación política?

R. Yo tengo una obligación que es presentar un presupuesto antes del 30 de septiembre y así lo voy a hacer. El país necesita un presupuesto que respete el plan de convergencia.

P. ¿Pese a quien pese y caiga quien caiga?

R. El año que viene, los pagos por intereses de la deuda estarán por encima de los tres billones y medio de pesetas. Esa cantidad es más que las transferencias a las comunidades autonomas; es tres veces nuestros pagos al presupuesto comunitario; es bastante más que todo el presupuesto de sanidad; es cuatro veces lo que destinamos a la inversión... Estoy plenamente convencido de que este proceso hay que cortarlo y cuanto antes mejor. Comprendo que reducir gastos de inversión no es bueno para determinado tipo de actividades; comprendo que hay problemas en alguna parte de la Administración pública que necesitaría mas gente; comprendo que hay ciertas políticas que serían enoremente útiles. Comprendo todo eso, pero reo que lo más grave ara el país en estos momentos sería se seguir aumentando el déficit.

P. ¿Y qué efecto piensa que tendrá la anunciada política expansiva del PP?

R. En esa propuesta no creo. No e salen las cuentas: me faltan dos billones de pesetas. Una política expansiva de éste corte me parece un disparate. Pensemos por ejemplo, que la, subida de un punto en los tipos de interés para la deuda representaría entre 350.000 400.000 millones de pesetas por año. Unos presupuestos que no sean aceptados por los mercados como razonables y que traigan consigo subidas en los tipos de interés pueden con uno o dos puntos anular toda la capacidad que tenemos en este país para hacer inversión pública nueva. Tengo muy claro que cortar el crecimiento de la deuda es el objetivo político número uno desde todos los puntos de vista, incluido el del empleo. Porque en la medida en que estamos saliendo al mercado para captar fondos con los que financiar la deuda estamos aumentando los tipos para el Estado pero también para la empresa privada y para el consumidor, que le cuesta mucho más endeudarse. Es vital cortar este proceso.

P. ¿Hasta donde puede llegar el Gobierno en solitario con estos presupuestos?

R. No olvidemos que en el primer trámite sería necesario que todos los grupos estén de acuerdo en una determinada enmienda a la totalidad, lo que me parece difícil. En cualquier casó, si alguna de estas emniendas prospera, el presupuesto se devolvería al Gobierno y entraríamos en una situación difícil que tendríamos que valorar en su momento.

P. ¿Qué opina del nuevo modelo de contrato que plantea CiU con despido pre pactado?

R. La propuesta de CiU es un tema que, resulta atractivo en la medida en que hay un problema en el que todo el mundo esta de acuerdo, trabajadores, empresarios y el Estado y es que es mejor la no precariedad que la precariedad. A partir de ese supuesto, lo que tendríamos que ser capaces es de ponemos de acuerdo sobre la fórmula. Da la impresión de que si de verdad es un despido sin ningún tipo de causa debería tener una penalización respecto de los demás. Las indemnizaciones por despido en los tribunales es cierto que no suelen ser los 20 días, pero tampoco llegan a los 45. Pero también es verdad que el empresario piensa que, llegado el momento, dentro de dos o tres años, si tiene que despedir al que acaba de contratar piensa que tendrá que pagar los 45 días y no los 20. ¿Esa incertidumbre es un argumento suficiente para cambiar conceptualmente todo el modelo? A nosotros nos cuesta bastante trabajo hacerlo. Ahora, si trabajadores y empresarios se sientan y son capaces de darnos una fórmula que sea aceptable nos parecerá perfecto.

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