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Croacia entra en la guerra para frenar a Karadzic

Juan Carlos Sanz

Un gran contingente de soldados croatas penetró ayer en Bosnia-Herzegovina a través del paso fronterizo de Kamensko, al sureste de Croacia. Los observadores de las Naciones Unidas han contabilizado el paso de hasta 10.000 hombres hacia el área de Livno, donde la milicia bosnio-croata (HVO) desarrolla una amplia ofensiva contra los serbobosnios y han tomado la estratégica ciudad de Grahovo, que controla la principal carretera de acceso entre los serbios de ambos lados de la frontera internacional, así como la de Glamoc. La ofensiva croata pretende aliviar el asedio al que someten fuerzas serbias y musulmanas el enclave de Bihac y, de paso, recuperar una quinta parte de su territorio.

La Interposición de los cascos azules para evitar la escalada bélica no parece haber servido de mucho. El Ejército regular croata también se ha desplegado en Karlovac, frente al norte de la Krajina, la región ocupada por serbocroatas independentistas, que a su vez han decretado la movilización general junto con el líder serbobosnio Radovan Karadzic, y concentrado tropas de refresco en las áreas de Glina y Slunj. En el extremo sur, las fuerzas de Zagreb se encuentran a unos 20 kilómetros de Knin, la capital de la autoproclamada República serbia de Krajina, cuyas autoridades decretaron anoche el estado de guerra. Karadzic lo había hecho antes en todos los territorios de Bosnia controlados por los rebeldes serbios.El avance por el valle de Livanisko Polje, en Bosnia central, se ha saldado hasta ahora con una pérdida territorial serbia de 150 kilómetros cuadrados, además del abandono de dos estratégicos bastiones, Glamoc y Grahovo, donde el éxodo de más de 5.000 personas comenzaba ayer. El Ejército croata parece haberse preparado a conciencia y, tras su victoria relámpago del pasado mayo en la que arrebató a los serbios de la Krajina el control de Eslavonia occidental, se muestra en condiciones de apoderarse de Knin.

Al final, las Naciones Unidas han reconocido que un significativo número" de tropas del Ejército regular croata ha entrado en el territorio de Bosnia Herzegovina, en una acción militar encaminada a aliviar la presión serbia contra el enclave noroccidental de Bihac. El enviado de las Naciones Unidas para la antigua Yugoslavia, Yasushi Akashi, admitió ayer que la situación sigue siendo "muy tensa" en la cadena montañosa de Dinara, la frontera natural entre Croacia y Bosnia en la zona suroeste. "Me temo que se van a registrar acciones militares en Croacia muy pronto, en cuestión de días", aseguraba ayer el portavoz de la ONU en Zagreb, Christopher Gunnes. Un oficial de la ONU estimó que Croacia va a introducir en Bosnia dos brigadas de élite apoyadas por blindados y artillería. Al norte del nuevo escenario bélico, en Bihac, los serbobosnios cuentan ya con 20.000 hombres.

Sólo en la antigua Yugoslavia cabe imaginar una batalla a seis bandas, como en una vieja disputa de señores feudales. Los soldados croatas secundan a las milicias croato-bosnias, que a su vez avanzan por el sur en auxilio de sus viejos enemigos de la Armija (ejército gubernamental bosnio de mayoría musulmana) cercados en Bihac. En el enclave noroccidental bosnio, las fuerzas serbobosnias del general Ratko MIadic acosan en comandita con los serbios de la Krajina al Quinto Cuerpo de la Armija por el sureste y el oeste. El sexto en discordia, el líder rebelde Fikret Abdic, también bosnio musulmán, avanza por el norte de Bihac contra las tropas de sus enemigos de Sarajevo.

Demasiados jugadores en la misma partida, incluso para los cazas de la OTAN. Sólo si los contendientes atacan la zona protegida por la ONU -un polígono de 80 kilómetros cuadrados en torno a la capital del enclave, donde se concentra la mayoría de sus 150.000 habitantes- la OTAN se vería obligada a meterse en el avispero de balas serbias, croatas y bosnias. Francia, que se mostró decidida en la defensa de Goradze, se tienta ahora las vestiduras. "Hay que negociar una salida diplomática", aseguraba ayer su ministro de Defensa, Charles Millon. Además, hay 10.000 cascos azules que pueden convertirse en escudos humanos si los serbios lanzan una ofensiva de represalia contra Croacia.

A la puerta de la capital, las tropas serbias han comenzado a exigir que un 35% de los cargamentos de ayuda humanitaria quede en su poder. Hasta ahora se conformaban con un 24%. Mientras, la Fuerza de Reacción Rápida (FRR) franco-británica intervino ayer por primera vez, aunque sin llegar a abrir fuego, en el monte Igman, la única entrada a Sarajevo no controlada por las tropas serbobosnias, después de que un casco azul francés resultara herido por una granada de mortero el jueves.

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Evacuación de Zepa

Entretanto, los convoyes escoltados por los cascos azules han evacuado a unos 4.200 civiles del enclave de Zepa, capturado por los serbios el pasado martes. Más de 3.300 de ellos han logrado llegar hasta Zenica, donde han sido instalados en una decena de campamentos. Otros 720 desplazados -los serbobosnios aseguran que ya no quedan más civiles en Zepa, que llegó a contar con unos 15.000 habitantes- acababan de llegar ayer a Kaladanj, en la misma línea divisoria de los contendientes. Un centenar de heridos y enfermos tuvieron que ser trasladados el miércoles y el jueves a Sarajevo. Mientras, los 1.500 hombres armados que se ocultaron de las tropas serbias en las colinas de Zepa siguen negociando las condiciones de su rendición.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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