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Tribuna:DEBATES
Tribuna
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Cuando se socava la disuasión

La decisión del presidente de Francia, Jacques Chirac, de seguir adelante con ocho pruebas nucleares ha provocado la crispación de los países sin armas nucleares, en general, y de los países del sur del Pacífico, en particular. Además, ha causado malestar entre los aliados de Francia. Pero también ha provocado un considerable debate en Francia.Los partidarios de la disuasión nuclear opinan que los ensayos nucleares son necesarios para asegurar la credibilidad de las fuerzas estratégicas francesas. Los adversarios de las pruebas, más sensibles a cuestiones de cooperación internacional temen que dichas pruebas socaven el progreso en el desarme y la no proliferación nuclear. Este último grupo sostiene que la disuasión nuclear apenas tiene cabida en el nuevo entorno estratégico.

Los partidarios de la disuasión nuclear tal vez debieran considerar también la posibilidad de que la reanudación de las pruebas pueda ser contraproducente. ¿Se vería realmente amenazada la capacidad de disuasión francesa si no hubiera ensayos nucleares?

Charles de Gaulle hizo bien en enfrentarse al oprobio general y dotar a Francia de un arsenal nuclear que todavía hoy sigue siendo la garantía de la independencia y la seguridad de Francia. Los aliados occidentales acabaron reconociendo el papel positivo que para la seguridad europea desempeña la fuerza estratégica francesa. Pero de lo que se trata hoy no es de obtener un arsenal, sino de perfeccionarlo. El verdadero dilema es si las ventajas técnicas que proporcionen los sucesivos ensayos compensarán su altísimo coste político.

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El problema no es el daño ecológico producido por las pruebas. Varias misiones científicas nacionales e internacionales han visitado el atolón de Mururoa y han declarado que los efectos de los ensayos son inocuos. El problema se sitúa en otro punto, muy distante del sur del Pacífico. Aunque las objeciones más intensas proceden de Nueva Zelanda y Australia, las más perjudiciales para Francia son las de sus aliados occidentales, que podrían llevarla a un aislamiento diplomático.

Hay problemas aún más graves. La decisión de reanudar los ensayos nucleares representará un valioso regalo para los adversarios de la disuasión. Aunque las intensas oleadas pacifistas de los años ochenta ya se han calmado ya reanudación de las pruebas impulsará el establecimiento de un tribunal de opinión permanente contra las armas nucleares.

Con el final de la guerra fría, la disuasión nuclear ha caído víctima de la falta de legitimidad. Es esencial para los partidarios de la disuasión el no hacer nada que pueda minar el concepto que defienden. Pero la reanudación de las pruebas acentuará de forma generalizada las críticas a los problemas nucleares.

Estas críticas podrían no cesar ni siquiera con la finalización de los ensayos el próximo año. Aunque se ha progresado en una posible coordinación entre las fuerzas estratégicas francesas y británicas -y en el. desarrollo de una identidad de defensa europea-, la reanudación de las pruebas despertará en Europa occidental un nuevo fervor antinuclear que probablemente condene tanto las pruebas nucleares como la disuasión, sin hacer distinciones.

Por consiguiente, lejos de apoyar la capacidad de disuasión de Francia, la continuación de los ensayos nucleares corre peligro de perjudicar su viabilidad política. Para que el concepto francés de disuasión sea eficaz, tiene que ser modesto. Si Francia se muestra excesivamente arrogante, será condenada rápidamente. París está corriendo un considerable riesgo estratégico por una cuestionable ventaja técnica.

La reanudación de las pruebas nucleares podría esconder también un cambio doctrinal. Mientras hay quien apoya las pruebas únicamente para mantener la credibilidad técnica del sistema, otros esperan perfeccionar unas armas nucleares capaces de alcanzar su objetivo con una precisión extremadamente elevada.

Si Francia necesita armas de alta precisión, éstas no deberían estar equipadas en ningún caso con cabezas nucleares. Si no, se pasa del concepto de disuasión al de un arsenal nuclear ofensivo. Hasta ahora, las armas nucleares de Francia han sido diseñadas para evitar una guerra nuclear, no para, ganarla.

Pascal Boniface es director del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas de París.

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