El mecanismo regulador del cuerpo se descontrola por encima de 35 grados
Aumenta el gasto cardiaco y desciende la tensión arterial
Cuando la temperatura ambiente supera los 35 grados, como está sucediendo ahora en distintos puntos de España, los mecanismos corporales encuentran serias dificultades para contrarrestarla, especialmente en ancianos y niños. El corazón debe trabajar más; aumenta la temperatura, desciende la presión arterial, y sus efectos negativos cabalgan desde un simple cansancio o dolor de cabeza hasta la deshidratación o el fracaso multiorgánico en aquellas personas que ya sufren enfermedades crónicas.
Los médicos afirman que el calor es beneficioso para la vida, pero a partir de ciertos grados se aleja (te lo saludable para producir trastornos importantes en el organismo humano. El cuerpo se defiende del exceso de calor a través de unos mecanismos termodifusores, que son efectivos mientras la temperatura ambiental se mantiene por debajo de los 35 grados.Según Manuel Díaz Rubio, catedrático de Medicina Interna de la Universidad Complutense de Madrid, la transpiración o sudoración es el primer mecanismo de defensa ante las altas temperaturas. "El cuerpo elimina calor en forma de vapor por la piel y también mediante la respiración, Al tiempo se producen una serie de mecanismos hemodinámicos, como el aumento del gasto cardiaco y circulatorio, que trata de equilibrar la temperatura corporal y la ambiental". Díaz Rubio aclara que los primeros efectos del calor se expresan en una serie de manifestaciones, como cansancio, sensación de ahogo, desazón, nerviosismo y dolor de cabeza. Se puede producir hipertermia o aumento de la temperatura corporal, que pasa de los 36,5 o 37 grados a los 39 o 40 grados.
En esta situación, en que aparece la fiebre, pueden surgir náuseas y vómitos, hipotensión (bajada de la presión arterial), deshidratación e incluso pérdida de conciencia. Si se va agravando el proceso, surge un fallo multiorgánico, por el que fracasan el corazón, el sistema respiratorio, el riñón y otros órganos vitales, que conduce a la muerte.
Los grupos más vulnerables son los ancianos, los niños y las personas con enfermedades crónicas, como diabetes, trastornos respiratorios y problemas cardiovasculares. También los obesos, los alcohólicos y los enfermos crónicos que guardan cama. Las embarazadas forman otro grupo con cierta susceptibilidad.
Regulación de la sed
Jesús Pérez Muñoz, del servicio de geriatría del hospital central de la Cruz Roja de Madrid, indica que los ancianos tienen disminuidos los mecanismos de transpiración e hidratación. "Al no sudar", dice, "no liberan calor, y, al tener alterado el centro de regulación de la sed, se deshidratan con mucha facilidad y sufren complicaciones serias. En esta época del año son muy frecuentes los ingresos hospitalarios por las descompensaciones de su organismo, sobre todo cuando padecen enfermedades crónicas". Y eso es lo que está pasando con más intensidad estos días en Andalucía y Madrid.
Para la doctora Marisa Cano, ginecóloga de la clínica La Zarzuela, de Madrid, durante el embarazo se producen una serie de cambios hormonales que hacen que aumente unas décimas la temperatura corporal. "Si con el calor", declara, "se incrementa normalmente el gasto cardiaco y el volumen circulatorio, en la gestante estos procesos se acentúan al tener que irrigar sangre a mucho más territorio. Por ello no son extrañas las lipotimias o bajadas bruscas de tensión. También es muy común, por los cambios metabólicos que experimenta, que tenga sensación de deshidratación y necesite incorporar líquidos".
La mayor vulnerabilidad de los niños de corta edad se explica porque poseen más cantidad de agua corporal y más superficie corporal por unidad de peso para perder agua y recibir calor, por lo que pueden deshidratarse fácilmente, según revela el doctor Emesto Sáez, jefe de pediatría del hospital Universitario de Getafe (Madrid). "En cuanto a los niños de más edad", sugiere, "muchas veces no tienen conciencia de los riesgos y se ponen a jugar al fútbol con 40 grados".
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