Ida y vuelta a la Trinidad
La historia de los 30 años del Festival de Jazz de San Sebastián es un viaje de ida y vuelta a la plaza de la Trinidad. En ese rincón, al aire libre entre las paredes de la parte vieja donostiarra, nació y dió sus primeros pasos.El éxito de público, hambriento de música en la segunda mitad de los años 70, desplazó los conciertos fuera de la recoleta plaza a los escenarios del polideportivo y del velódromo de Anoeta. Allí llegó a sus mayores éxitos, -15.000 personas escuchando el piano de Chick Corea en 1981-, y se gestó su crisis. El festival quiso cambiar de talante, perder parte del peso purista y abrirse al pop y al rock con una programación heterodoxa, al estilo del Festival de Montreux.
Las gradas se quedaron vacías y la organización sólo encontró remedio en la vuelta a una programación más fiel a sus raíces, a la medida de la plaza de la Trinidad, que desde hace tres años vuelve a ser escenario del certamen.
El Festival de Jazz comenzó a gestarse a mediados de los años 60 por impulso de un grupo de aficionados que celebraron en la plaza de la Trinidad el primer festival donostiarra en el verano de 1966. La trayectoria ascendente se quebró a finales de los 80. La crisis de identidad del festival donostiarra aún parecía más fuerte ante el afianzamiento del de Vitoria, cuyas fechas casi se solapaban en el calendario.
En 1992 la dirección dió un golpe de timón. El Festival de Jazz de San Sebastián volvió a ser fiel a su nombre y limpió el programa de figuras que se alejaran de los caminos de jazz.
Babelia
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