La catedral de Burgos recupera la capilla del Condestable
Los retablos de santa Ana, san Pedro y el mayor de la Purificación,de los escultores Gil y Diego de Siloé y Felipe Vigany, se exponen al público tras su restauración en el claustro bajo de la catedral de Burgos a partir de hoy, jueves. Este conjunto arquitectónico, en el que se puede apreciar la transición del estilo gótico al renacentista, conforma la capilla del Condestable, la joya del cabildo burgalés y uno de los más destacados ejemplos de la escultura castellana del primer tercio del siglo XVI.A finales del siglo XV y principios del XVI, don Pedro Fernández de Velasco, condestable de Castilla, y su mujer, doña Mencía de Mendoza, mandaron, erigir la capilla que habían reservado para su descanso eterno. La traza arquitectónica de la capilla era obra de Simón de Colonia, quien diseñé la original planta octogonal cubierta con una bóveda de estrella calada y recibió para culminar su trabajo 4.000 ducados.
Alrededor del año 1500, ya fallecido el condestable, Gil de Siloé, el artista de más renombre de su tiempo, talló el retablo de santa Ana, el más antiguo, o al menos una parte. Está situado a la derecha del altar mayor y consagrado a varias santas, aunque sin adcripción concreta, por lo que siempre fue conocido como el de las Once mil vírgenes. Al gustó goticista, sus imágenes femeninas lucen tocados y adornos de la época y responden al ideal de belleza del mundo caballeresco de finales del siglo XV.
El retablo mayor o de la Purificación, realizado por razones desconocidas después del anterior, se presenta casi como una escenografía teatral con una mujer joven y hermosa símbolo de la fe junto a otra envejecida y con el rostro tapado que reprersenta la sinagoga y la ley hebraica. Obra de Diego de Siloé, hijo de Gil de Siloé, y Felipe Vigarny posee esculturas de bella ejecución que muestran actitudes dinámicas y rostros expresivos.Minuciosa restauración
A la izquierda del altar mayor, el retablo de san Pedro representa al padre de la iglesia junto a otros apóstoles y santos, entre los que destacan fundadores de órdenes religiosas como san Benido, san Francisco y santo Domingo, así como un bellísimo san Jerónimo. La figura de san Jorge, que aún se representa en esta época, antes de su rechazo en Trento, responde al ideal del caballero cristiano. De traza renacentista, el retablo está organizado en pisos de rectos arquitrabes decorados en bajo relieve con grutescos y motivos a candelieri.
Los altares de la capilla del Condestable han sufrido a lo largo de la historia importantes deterioros y ahora, tras una minuciosa restauración en la que han participado diversas instituciones, recobran su resplandor original. Además de una de las representaciones más notables del arte hispano flamenco de comienzos del siglo XVI, el visitante podrá observar la magia del tránsito del gótico al renacentista.
Babelia
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