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El festival de los festivales

A partir de este viernes 21 de julio y hasta el 31 de agosto Salzburgo se convierte en un escaparate mundial de la ópera y música clásica. Hay también representaciones teatrales de autores como Shakespeare, Chéjov, Pirandello y Hofmannsthal, con directores de escena de primera línea como Peter Stein y Luca Ronconi, pero la ópera acapara, como de costumbre, las mayores atenciones. Harnoncourt y Luc Bondy inauguran el día 23 las representaciones de teatro lírico con unas esperadísimas Bodas de Fígaro de Mozart.Lorin Maazel y Herbert Wernicke inician el 30 de julio con El caballero de la rosa un ciclo dedicado a Strauss, que continuará los próximos años. Riccardo Muti y Lluís Pasqual darán un color mediterráneo a La Traviata de Verdi a partir del de agosto.

Gielen y Mussbach se hacen cargo de Lulú de Berg y, J. Norman encabeza el reparto de Erwatung de Schönberg en un atractivo programa doble con El castillo de Barba Azul de Bartok, dirigidas ambas por Dohnanyi y Robert Wilson. Además, se repondrá el polémico e intenso Don Juan de Mozart, en la versión de Barenboim y Chereau.

Abbado, Solti, Mehta, Sawallisch, Pollini, Brendel, Domingo o Ramey son algunos de los nombres destacados en los diferentes ciclos musicales" de unos conciertos en que no faltan las Filarmónicas de Berlín y Viena o la Orquesta de Filadelfia.

Excepcional

Fuera de lo convencional se encuentra un ciclo que, bajo la denominación Proyecto Pollini, aglutina las cinco actuaciones en que participa el genial pianista italiano, y en que conviven obras de Gesualdo, Nono, Ligeti, Monteverdi, Stockhausen, Webern, Schubert, Beethoven y otros.Los aficionados a lo experimental tienen en Zeitfluss su cita obligada, con la presencia de creadores y artistas como Peter Sellars, P. Eötvos o I. Metzmacher.

En el ciclo sobre música de nuestro tiempo interviene, entre otros, el español Arturo Tamayo, dirigiendo a la Orquesta Sinfónica de la ORF. También se interpretará el Requiem por un joven poeta de Zimmermann, bajo la batuta de M. Gielen.

Solistas instrumentales o vocales, conciertos de cámara y música sacra, completan el resto de un agotador programa, en que no falta un lugar destacado para las encantadoras matinales mozartianas en el Mozarteum, algunas de ellas dirigidas por el ilustre Sandor Vegh.

El cuarto año del proyecto Mortier ha sido el más unánimemente aceptado por los diferentes sectores musicales. O tal vez la tenacidad de sus criterios ha conseguido dar estabilidad a unas propuestas con imaginación, riesgo y coherencia musical, algo no tan frecuente en el mundo de los festivales veraniegos.

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