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La explosión en un arsenal de la Marina brasileña se saldó sin víctimas mortales

Tras la noche de terror provocada por la explosión del depósito de municiones de la Marina en Río de Janeiro el domingo, el barrio carioca de Ilha do Governador intentaba ayer volver a la normalidad. Numerosos edificios vieron sus paredes rajadas por las explosiones, cientos de vecinos quedaron temporalmente sin hogar, después de que la Armada aisló la zona vecina al depósito y evacuó a sus habitantes. Los vuelos quedaron prohibidos en la zona del siniestro, pero algunos fotógrafos que sobrevolaron en helicóptero las cercanías del cuartel observaron que los árboles y la vegetación habían sido arrasados por el desastre.El portavoz oficial de la Marina, comandante Wellington Liberati, desmintió ayer las versiones iniciales que informaban sobre un centenar de víctimas mortales (véase las últimas ediciones de EL PAÍS). "No ha habido muertos", dijo el militar. Liberati afirmó que 23 heridos leves están internados en hospitales. "Sólo hubo pánico, y los hospitales registran personas atendidas por crisis nerviosas".

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