_
_
_
_
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Elecciones y menopausia

Antes de las elecciones municipales, el 3 de mayo de 1995, una de nosotras recibió una carta junto con un precioso folleto, a todo color, enviado por el concejal de Salud Pública del Ayuntamiento, don Simón Viñals Pérez, informando de que el Ayuntamiento, preocupado por la salud de sus conciudadanas, había puesto en marcha un programa de atención a la menopausia para mujeres de entre 45 y 55 años. Dicho programa consistía en atención médica (historia clínica, exploración física, consulta y exploración ginecológica, realización de exploraciones complementarias) y atención psicosocial. Las prestaciones necesarias, en fin, para el mayor bienestar de las mujeres, todo ello atendido por un médico general y un ginecólogo de pro.Había un amplio horario para pedir hora -de 9.00 a 20.00-, y como quiera que, desgraciadamente, ambas dos estamos en una edad en la que cualquier- día podernos comenzar a sudar en invierno, llena de alegría, llamé al teléfono indicado a las cinco de la tarde. Una amable señora me indica que no es ese teléfono, y me da otro. No me desanimo y llamo diligente. Un conserje me dice que está solo, y que tengo que llamar de 9.00 a 14.00 para hablar con la doctorá. Algo más desanimada llamo a la hora debida, y ahora sí, lo coge otra amable señora, toma nuestros nombres y edades y me da día y hora para la entrevista con la asistente social, que nos derivará al ginecólogo, traumatólogo o urólogo pertinente. Nos esperan el 3 de julio de 1995, a las 9.30 y 10.00, respectivamente. El día 3 llegarnos las dos a la dirección indicada...

Un desierto con bancos y puertas. Una señora de la limpieza se afanaba con su escoba, y nos dirigimos a ella. Le preguntamos por el programa de menopausia, y nos rogó sentarnos en un banco, frente a una puerta, que al poco se abrió, y vimos dentro a una doctora. Le preguntamos y, efectivamente, nuestros nombres figuraban en un libro. Nos pidió esperar nuevamente, y a las 9.50 una de nosotras, algo nerviosa, decidió preguntarle a un apuesto joven engominado que había aparecido hacía cinco minutos y que hablaba por teléfono incesantemente mientras ojeaba la prensa.

Al contarle para lo que estábamos allí increpó, evidentemente alterado, a la pobre señora de la limpieza por habernos mandado sentarnos allí, (la limpiadora llamó al joven "doctor"), 3, se fue a buscar a alguien. El alguien era otra joven, que se había cruzado con nosotras al llegar. Llegó, aclaró: aquello no era allí, el libro en que estábamos apuntadas no era el debido, y pidió que la siguiéramos, saliendo a la calle, y, llevándonos á otro lugar -Un sótano-, también desierto, nos hizo entrar en un despacho donde estaba ¡al fin! la asistente social.

Estamos en la época en la que cuando uno nace puede saber, gracias al ADN, si sufrirá de almorranas en la madurez, y podrá ir tomando medidas al respecto. Pero este programa no es así: es para menopáusicas declaradas. Nada de prevenir sofocos, osteoporosis y depresiones, no. Aquí no se puede venir pensando que la cosa se acerca. Tiene uno que llegar abanicándose y apoyándose en una muleta por la reciente fractura de cadera. Sí, no es para nosotras. La encantadora asistente social nos informó de que se dan tres charlas: una sobre trastornos psicológicos, otra so bre'trastornos físicos y otra so bre no sé qué demonios de tras tornos. Después de esto, si una tiene la suerte o la desgracia de llevar seis meses sin regla, quizá la vea un ginecólogo... En fin, nos fuimos a desayunar con la sensación de haber sido timadas. Afortunadamente, los 800 folletos enviados por el Ayuntamiento (que no habían visto en este centro de salud, que los había en cargado) confiamos en que sólo nos hayan hecho picar a nosotras dos. Pero, entonces, ¿por qué nos dieron hora con un mes? Debió de ser por si se nos olvida ba y no íbamos. En fin: misión cumplida, señor alcalde. Sensación de que se hacen cosas que en la realidad no son... de que sólo se trabaja la apariencia. Pese a esto, a los cachirulos y a su racismo declarado, usted ha vuelto a ser alcalde. Sólo nos queda el consuelo de que, menopáusica o no, y aunque hayamos pagado la edición del precioso folleto, no sotras no le hemos votado nunca. Seguiremos yendo, como siempre, a nuestro ginecólogo. Pero, ¿y todas las que no saben lo que es la menopausia?-

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_