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Entrevista:

"No hay política económica alternativa que no sea reducir el déficit público"

Andreu Missé

Pregunta. En estos momentos el debate Central está en el esfuerzo que tiene que hacer España para reducir el déficit público hasta el 3% del PIB en 1997 y así poder participar en el grupo de países que constituyan la Unión Monetaria. ¿Existe una política económica alternativa que no exija un recorte tan duro del déficit?Respuesta. La reducción drástica de déficit público es algo fundamental para mantener el crecimiento de la economía en condiciones de baja inflación y menores tipos de interés. Es, además, un requisito para formar parte de la Unión Monetaria. No existe una política económica alternativa que no sea la de reducir el déficit público. Por lo tanto, no hay que hacerlo sólo para la Unión Monetaria de 1999, sino también porque es un prescindible para nuestra economía, dentro o fuera de esa Unión.

P. ¿Qué opina de quienes plantean mantener una política expansiva de gasto público jara asegurar la recuperación económica?

R. Los expansionistas no se dan cuenta de que la economía es hoy global y los mercados no permiten desviaciones de los criterios ortodoxos. Creo que el castigo que recibió la política de Carlos Solchaga es un buen ejemplo de eso.

P. ¿Cuál fue el error de Solchaga?

R. Los errores de Carlos Solchaga fueron fundamentalmente dos: permitir que se incrementara sustancialmente el déficit público en un periodo de bonanza y dejar que la peseta se sobrevalorara de forma escandalosa.

P. ¿Piensa entonces que el problema de verdad son los tipos de interés? ¿Con un déficit alto los mercados nos penalizarán los tipos de interés y provocarán una recesión?

R. Efectivamente, los mercados nos penalizarán si no se hace un esfuerzo importante en la reducción del déficit, y la única salida será poner freno a las tensiones, don un endurecimiento de la política monetaria. Naturalmente, todo esto puede cercenar la reactivación de la economía. Deberíamos evitar caer en este círculo vicioso.

P. La otra cara del déficit es la capacidad de ahorro de una economía. ¿Cúal es su opinión sobre el ahorro de España?

R. El ahorro nacional bruto ha mostrado una baja de un 2% del PIB entre 1985 y 1994 (del 20,7% al 18,7% del PIB). Esta evolución es en gran medida atribuible al efecto desahorrador del sector público, que con sus crecientes necesidades de financia cion ejerce un efecto negativo sobre el ahorro del resto de los sectores. Creo que el problema del ahorro y su distribución sectorial, no sólo en España sino también en, la mayoría de los países industriales, es un problema serio que tiene planteado la economía mundial.

P. ¿Entonces sólo es un problema del sector público?

R. El sector privado, sobre todo en Estados Unidos, también ahorra menos que antes, pero todos los expertos están de acuerdo en que la clave la tiene el sector público, cuyas políticas (bienestar, altas recaudaciones) han desalentado el ahorro privado.

P. ¿Propone alguna medida para mejorar el ahorro del sector privado?

R. A mi modo de ver, el problema del ahorro privado no es tanto una cuestión de medidas -que evidentemente algo pueden hacer- como de establecer una nueva relación entre el sector privado y el público. En la medida en que éste sea menos patemalista y poderoso, el sector privado tendrá que asumir mayores responsabilidades, y el ahorro es un elemento para ello.

P. El ahorro y el déficit están también relacionados con la libertad de movimientos de capitales. Qué opina de la opinión de Martin Feldstein, quien sostiene que el problema no es la:excesiva liberalización de los mercados sino su segmentación.

R. Leí con mucha, atención la opinión de Feldstein sobre los recientes problemas de México en The Economist y realmente me pareció una ingenuidad atribuirlo a la segmentación del mercado de capitales. En realidad, mientras haya gobiernos. distintos con pocas políticas, diferentes, los mercados de capitales actuarán de forma distinta -es decir, se fragmentarán- en unos u otros países. Es inconcebible -y dañino- que los mercados no distingan entre la calidad de las políticas.

P. Volviendo a nuestro país. El paro. ¿No cree que en general los políticos parece que han tirado- la toalla y no se atreven a afrontar en serio el problema del desempleo?

R. No, creo que los políticos hayan tirado la toalla respecto al problema del paro. Es un tema que les preocupa tanto o más que el resto de la sociedad. Pero para atajarlo hay que ir liberalizando el mercado laboral y esto tiene muchos enemigos, o si se prefiere, unos cuantos, pero muy poderosos. Pero la gravedad del problema llevará, se quiera o no a un acercamiento a un mercado laboral más flexible y libre.

P. ¿En qué medidas de flexibilidad piensa?

R. La mayor flexibilización del sector laboral ha de pasar por la concesión de una mayor autonomía a las partes para establecer las condiciones de empleo y despido, dentro de un marco, claro está, de reglas mínimas. El problema actual es que estas reglas mínimas son muy intervencionistas y contrarias a los intereses de los empresarios, que responden plantillas.

P. En Francia el problema del desempleo ha provocado un gran debate. ¿Qué opina de la reducción de la jornada laboral?

R. No creo que la reducción de la jornada laboral sea una solución. La idea puede parecer atractiva, pero encierra un planteamiento intervencionista. Además, históricamente la reducción de jornada ha sido el resultado del progreso de la productividad, no del fracaso del empleo.

P. Usted se ha manifestado en contra de subvencionar el trabajo. ¿Alguna otra propuesta?

R. Me he manifestado en contra de subvenciones al trabajo porque esconden el problema y detraen parte del valor añadido. La experiencia y el sentido común demuestran que sólo donde hay un grado importante de libertad del mercado laboral se crea empleo de verdad. El coste: salarios reales más bajos. La pregunta a la que la sociedad tendrá que contestar finalmente es si prefiere unos pocos trabajando con salarios altos (con el resto en paro) o muchos trabajando con sueldos más bajos. Desde el punto de vista global, el valor añadido -es decir, la creación de riqueza- sería sin duda mayor en la segunda opción.

P. Cataluña está cerca del 50% del nuevo empleo de España. La industria está registrando una fuerte expansión. ¿Cómo lo interpreta?

R. Cataluña, como zona de fuerte industrialización, se adelanta en las recesiones y muestra mayor empuje, en las reactivaciones. Además, Cataluña está aprovechando su especial posición geoestratégica con vistas a la Unión Europea y una de las prioridades de su Gobierno es el estímulo a la empresa. Estos y otros factores cuentan mucho.

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