Diez exposiciones complementan el Programa del festival de Granada
Música y danza tuvieron siempre en los festivales granadinos la compañía de las artes plásticas, lo que otorga mayor significación cultural y estética a los recitales, conciertos y representaciones. Desde 1953,alo del segundo festival, Antonio Gallego y Burín cuidó -personalmente grandes exposiciones monográficas, como las dedicadas a Zurbarán, Alonso Cano y Ribalta. Una sensibilidad como la del actual director, Alfredo Aracil, ha movilizado este año 10 muestras temáticas de especial belleza e interés.Por muchas razones las preside una dedicada al mismo Gallello y Burín en el centenario de su nacimiento, y montada en la Casa de los Tiros. Profesor de arte, político de obras, humanista y entrañable granadino, Gallego fue motor decisivo de los festivales. Hasta su muerte, en enero de 1961, Gallego y Burín -alcalde de la ciudad, director general de Bellas Artes- ejerció gran influencia en la restauración de la Granada artística y urbana. Su hijo, el catedrático gallego Morell, el comisario, de la muestra, González de la Oliva, y el diseñador Julio Juste han logrado un conjunto evocativo y moderno, pleno de atractivos y rico de información.
Jardines
Cuatro de las otras exposiciones se centran en el tema, tan granadino, de los jardines. Así, la tituIada Jardines de Federico García Lorca, que ha preparado en la Puerta de San Vicente, la Casa Museo del poeta, con testimonios vitales y artísticos de jardines unas veces pintados y otras poetizados. La cámara fotográfica de Francisco Fernández penetra en el secreto de los jardines emblemáticos del Carmen de los Mártires, de la Fundación Rodríguez Acosta, y del Partal.
Pedro Garciarias pinta, desvela y oculta el misterio a través de sus Miradas a la Alberca en la Fundación Caja Granada, mientras el imaginativo Antonio Saura se interna en el mundo surrealista de su Jardín de las cinco lunas, en el Palacio de Gabia.
El compositor. de Noches en los jardines de. España es protagonista de buena parte de la exposición Un retablo para Maese Pedro, obra de la Fundación Manuel de Falla, para recordar el centenario de Manolo Ángeles Ortiz, el gran pintor amigo y colaborador de don Manuel.
Completan el itinerario emocional y estético un homenaje a Manuel Rivera (1927-1995), denominado Sublimatorio, en el Alcázar genil; la transmigración plástica de las voces raciales en el creacionismo de Julian Schriabel; La mirada sedienta, de Nacho Criado, en la albaicinera Cuesta de las Monjas, y, en fin, la antológica Gitanos, que nos arrastra perplejos desde la Fundación Rodríguez Acosta hasta la de la general, en la acera del Casino; desde Fortuny y Madrazo, hasta Clará y Gargallo. Rara vez podrá darse, como ahora, tan singular polifonía de, imágenes resonantes, voces y ecos de lo que Antonio Carvajal denomina Sentidos de Granada.
Babelia
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