Dos semanas movidas en la vida de Javier Solana

Jueves 15 de junio. Javier Solana, ministro de Asuntos Exteriores, charla en los pasillos del Congreso mientras el vicepresidente, Narcís Serra, y el ministro de Defensa, Julián García Vargas, comparecen ante la comisión de secretos oficiales.Solana, aparentemente contento, lo niega todo: que vaya a haber crisis de Gobierno; que él vaya a suceder a Serra en el cargo, pero conservando la cartera de Exteriores. ¿No es incompatible ejercer de vicepresidente y desempeñar la presidencia de la Unión Europea que empieza dentro de dos semanas? El ministro contesta que no, que sólo supondría un poco más de trabajo.

Domingo 25 de junio. Solana acaba de llegar a Cannes para asistir, junto con el presidente del Gobierno, Felipe González, a la cumbre europea. El ministro afirma en privado que es difícil, pero no imposible, compatibilizar vicepresidencia y Exteriores durante la presidencia española de la UE.

Señala, no obstante, que Serra llevó a cabo algunas tareas, como la presidencia de la comisión de subsecretarios, que otro miembro del Gobierno puede asumir, descargando así la labor del vicepresidente.

Preguntas

Solana se pregunta en voz alta si tendría sentido ser un vicepresidente honorífico cuando el que desempeñe el cargo será. blanco de todos los ataques de la oposición.

Miércoles. 28 de junio. Solana, cansado, afirma ante la prensa, acompañado por el mediador europeo en la antigua Yugoslavia, Carld Bildt, que no será vicepresidente porque nadie se lo ha ofrecido. Al día siguiente da a entender en una emisora de radio que podría ser hasta irresponsable asumir ambas carteras durante el segundo semestre porque ya de por sí la presidencia supone mucho trabajo.

En el entorno del titular de Asuntos Exteriores se indica entonces que, consciente de la tarea que le espera durante la segunda mitad del año, Solana no ha querido abarcar más.

Su objetivo a lo largo de la crisis no ha consistido en sustituir a Serra, sino en evitar que otro acceda a la vicepresidencia, insisten aquellos que le han visto por La Moncloa, especialmente el 24 de junio, justo después de la reunión entre González y Jordi Pujol. Si a principios de 1996 queda claro que la legislatura puede aún durar un ano, Solana cree que su aspiración de ser nombrado vicepresidente puede cumplirse.