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Entrevista:

"La caridad en Madrid fue más allá de la limosna"

La capital del reino estrenó siglo, el XIX, con aires de población. Más de la mitad de sus 20.000 vecinos eran pobres mal pagados, vergonzantes 0 de solemnidad. Tres eran las tristes notas del futuro borde, bastardo, expósito o espúreo: ser recién nacido, ilegítimo y pobre. Y, tres, los destinos de aquellos niños crecidos por caridad en los pechos mercenarios de las amas de cría la Casa de Expósitos de San José, el Colegio de Niños Desamparados y el de niñas de Nuestra Señora de la Paz. Las madrileñas Florentina y Benicia, historiadora y médica de 51 y 58 años, repasan sin dramas la evolución de Madrid y su beneficencia.Pregunta: ¿De dónde viene la palabra inclusa?

Respuesta: Cuentan que Felipe II regaló a la Cofradía de la Soledad un cuadro de la Virgen de la Paz, con un niño a sus pies, traído de la ciudad flamenca de Enkhuissen, nombre imposible de pronunciar que acabó en inclusa.

P. ¿Es un libro triste?

R. Presenta una realidad triste porque morían muchos de los niños abandonados en portales, pozos y basureros. Nos quitaba el sueño, pero fue agradable descubrir que la alta sociedad madrileña del siglo XIX no se dedicaba sólo a jugar a la canasta, que su caridad iba más allá de la limosna, como el caso de la denominada Junta de Damas.

P. ¿En qué sentido?

R. Administraban las donaciones, se ocupaban directamente de los niños, escogían y vigilaban el comportamiento de las amas de cría y exigían rigurosos informes para la adopción.

P. ¿Cómo era la inclusa por dentro?

R. En la calle de Preciados, por ejemplo, una sala de recepción, un torno y un despacho para el rector, sala de juntas, cocina y refectorio. Pocos muebles y muchos cuadros, en dormitorios de 200 cunas de hierro, separados niños y niñas. Una estufa y ocho calderos de latón, 26 cunas de madera para los niños de destete, una enfermería ruinosa, una iglesia pública y el corral con cabras y burras para la lactancia artificial.

P. ¿Y las amas de cría?

R. Vivían en los pueblos aledaños a Madrid y buscaban dinero para ayudar a sus maridos, generalmente agricultores. Otras eran solteras, y todas tenían la obligación de desfilar en procesión con los niños para lucir su progreso.

P. De la inclusa salían las llamadas "niñas de la paz

R. Sí, jovencitas mejor educadas que en la alta sociedad. Leían, escribían, estudiaban y aprendían oficios.

Bordes y bastardos. Compañía Literaria. 2.100 pesetas.

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