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Escuela de guerrilleros

Jóvenes universitarios europeos nutren las filas del PKK, que prepara en Siria su lucha armada en Turquía

ENVIADA ESPECIAL"Cada vez que oía que algún amigo había caído, mártir, la vida en Francia se me hacía insoportable. Me moría de ganas por unirme a mis camaradas que hacen la guerra en el Kurdistán". Mizgin tiene '20 años, nació en Rennes (en la Bretaña francesa), allí creció, estudió y entró en contacto con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Ahora se encuentra en Siria, el paso previo a su soñado Kurdistán, y sólo de pensar que está en la antesala de la lucha y del martirio, sus ojos verdes se iluminan con una intensidad que predice la gloria.

El PKK asegura que tiene 15.000 guerrilleros armados, que se enfrentan al cuarto de millón de efectivos que las fuerzas de seguridad y el Ejército turcos tienen destacados en la región kurda, que ocupa el sureste de Turquía y tiene como capital Diyarbakir. Muchos de ellos son jóvenes nacidos en Europa o Canadá de emigrantes kurdos. Sus padres, en una gran mayoría, ni tan siquiera conocen su propia lengua. Fueron asimilados por el nacionalismo de Mustafá Kemal, Atatürk, el fundador de la República laica de Turquía, que negó a sangre y fuego la identidad kurda.

"En los próximos días entrará en el-Kurdistán un nuevo grupo de camaradas, y espero que me dejen ir con ellos" afirma Xelat, nacida en Toronto (Canadá), con tercero de, Medicina terminado, pero cuya impaciencia por empuñar las armas y defender a. su pueblo no le ha dejado terminar la carrera. Xelat lleva un año en Siria, y la espera se le hace cada día más angustiosa.

El proscrito PKK tiene declarada desde 1984 una guerra sin cuartel al Gobierno turco. Primero defendían la independencia del Kurdistán; hoy en día, tras más de 16.000 muertos y el fracaso de la estrategia de trasladar su lucha al mismo corazón de Europa con una campaña de acciones violentas simultáneas en diversas capitales, se conforman con una autonomía en la que se reconozcan los derechos del pueblo kurdo. De los 60 millones de habitantes de Turquía, 12 millones son kurdos.

En la ciudad siria de Kardalia y los pueblecitos de alrededor viven decenas de miles de kurdos de origen tanto sirio como turco. Entre ellos se encuentra la plana mayor del PKK, con su líder, Abdulá Oçalan, Apo (Tío). El régimen de Hafez el sad les ofrece cobijo a cambio de utilizarlos como baza diplomática frente a Turquía e Irán y siempre y cuando se cumplan estrictamente las G. H.rán y siempre y uando se cumplan strictamente las reglas del juego impuestas por Damasco. La más importante de ellas es pasar inadvertidos. Por ello, las reuniones con la prensa extranjera se celebran en el libanés valle de la Bekáa, santuario del PKK durante la guerra civil de este país y donde tuvo sus primeros campos de entrenamiento.

"En Siria aprendemos que nuestro único objetivo es el pueblo kurdo en su conjunto, como un todo. Por la, liberación de ese pueblo vamos a la lucha y renunciamos a la familia y al bien más preciado", afirma Mizgin. En su sonrisa amplia se dibuja la ilusión de una niña cuando comenta con orgullo que el reloj que compré el otro día en el, zoco de Damasco se lo regaló a una camarada que dijo que le gustaba.

Más que una organización guerrillera, el PKK parece una secta. Sus miembros se quedan inmóviles, hieráticos, como fulminados por una luz divina cuando el líder aparece. Apo es consciente de ello y afirma que muchos le adoran como "el Jesús kurdo".

Para Abdulá Oçalan, el trabajo ideológico es tan importante o más que el militar. "El presidente nos dice que no debemos empeñarnos en ir a combatir. Que una vez que nos hemos fijado el objetivo de la liberación del pueblo kurdo debemos volver a Europa y repartir nuestro mensaje entre los demás jóvenes. Pero ninguno queremos volver, la llamada del Kurdistán es demasiado fuerte", dice Mizgin.

Cada dos meses aproximadamente, Apo imparte, en un lugar indeterminado de Siria, un cursillo a un centenar de futuros comandantes guerrilleros. Para unos es la primera vez que escuchan al líder, para otros se trata de una reeducación militar e ideológica.

"Muchos de nosotros hemos empezado desde cero a cultivar nuestras raíces kurdas. En Francia, los camaradas me enseñaron la lengua. En Siria he aprendido el coraje que requiere la defensa de un pueblo", añade Mizgin.

Apo lo controla todo. Es el presidente del PKK y el comandante en jefe de la guerrilla. Sus palabras son más que órdenes incuestionables; son casi la biblia de un pueblo profundamente oprimido y maltratado. Es precisamente la intransigencia, la intolerancia y la arrogancia turca la que lanza en los brazos del PKK a los campesinos kurdos.

Ankara se lava las manos de las aberraciones que su Ejército comete en el sureste del país y los generales, conocedores de que su barbarie no tendrá, castigo,, dan por válido cualquier método para aplastar a, la guerrilla. En, los últimos tres años, miles de aldeas han sido incendiadas y su habitantes evacuados por la fuerza a los grandes núcleos urbanos, donde están más controlados y no pueden prestar apoyo logístico a los guerrilleros.

"Nuestra lucha no es contra el pueblo kurdo, sino contra la organización terrorista PKK, y la lucha armada contra este terror continuará hasta que el terror se acabe", repite sin cesar el Gobierno de Tansu Ciller.

El pasado 20 de marzo, 36..000 soldados turcos cruzaron la frontera iraquí con apoyo de aviones y helicópteros. La operación pretendía desmantelar las bases del PKK en el norte de ese país. El Gobierno la califica de "éxito rotundo", y el PKK, de "fracaso estrepitoso". La verdad parece estar en el centro: la guerrilla ha sufrido fuertes pérdidas, especialmente logísticas, pero no agoniza, ni mucho menos.

La, presión internacional obligó a Turquía, a finales de abril, a retirar la mayoría de sus hombres de Irak. Mientras, las filas del PKK se engrosaban con otra oleada de jóvenes europeos ansiosos de encontrar su identidad.

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