Empresarios y ONG critican las lagunas de la ley de mecenazgo
Empresarios y Organizaciones No Gubernamentales (ONG) han criticado que la actual ley de mecenazgo, aprobada en noviembre de 1994, tiene lagunas importantes, aunque es un buen punto de partida para que entre capital privado en las obras sociales. Los empresarios se quejan de que las fundaciones filantrópicas tengan que cotizar el impuesto dé sociedades. Las ONG, de que se incentive más la entrega de donativos que los convenios de colaboración. El Ministerío de Asuntos Sociales intenta que unos y otros acepten lo que ya hay regulado. Críticas y defensas se sucedieron durante el curso sobre mecenazgo social organizado esta semana en Madrid por el Inserso.La Ley de Mecenazgo ofrece deducciones de hasta un 30% en el impuesto de sociedades a las empresas que colaboren en el bienestar Social a través de donativos o convenios de. colaboración con las ONG. Su finalidad es abonar el camino para la participación privada en este campo, que, según la directora general de Acción Social, Teresa Mogín, es "imprescindible para mantener y desarrollar el estado de bienestar, porque los problemas sociales no son competencia exclusiva del Estado".
La formulación de la ley es mejorable para empresarios y ONG. "Nos consta que la intención de la ley es buena, porque los convenios de colaboración se compensan con publicidad, que es más interesante a largo plazo. Pero los empresarios al final se tiran por lo que les resulta más rentable en el momento, por eso pensamos que debían haber primado más los convenios", comenta Eva Martín, de Aldeas Infantiles SOS.
Para Héctor Maravall, director general del INSERSO, la ley de fundaciones "es un buen punto de partida para que el proyecto empiece a rodar".
Otro problema es la falta de coordinación entre el sector privado y las ONG, que lleva a que se dedique demasiado dinero a unos proyectos y otros queden totalmente desatendidos. Para resolverlo se ha propuesto la formación de un consejo con representantes de las distintas comunidades autónomas.
Aunque no están contentos del todo, la disposición de los empresarios es buena, porque la contribución al bienestar es "una excelente forma de prestigiar a la empresa en un país como España, con una cultura empresarial muy pobre", según Manuel Del Amo, secretario de organización de la Fundación CEOE.
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