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Fernando Cotón teme el deterioro de la imagen de la sanidad pública si la huelga "se cierra en falso"

El subdirector del hospital de Toledo destituido por el Insalud se va a Bosnia

Un fax desde el Insalud le dejó sin aliento el pasado 9 de junio. Hasta entonces, Fernando Cotón, de 44 años, era subdirector médico del hospital Virgen de la Salud de Toledo. "Al principio me sentí triste. Después de años luchando por las libertades, me despiden por expresar mi opinión, sin tener en cuenta si mi gestión era buena o mala"._Cotón ha sido la primera víctima médica de una huelga que dura ya 48 días. Su pecado criticar al Insalud en las páginas de EL PAÍS. En términos burocráticos: "Indisciplina". "Si la huelga se cierra en falso, la sanidad pública quedará muy deteriorada", sentencia.

Este traumatólogo, defensor confeso de la sanidad pública, emprendió el jueves un viaje hacia la otra cara de la medicina. Un hospital donde pasará varias semanas y en el que los problemas administrativos se reducen a un dato: "Cuando llegue a Mostar [en territorio bosnio y símbolo de la débil federación de croatas y musulmanes tras 11 meses de guerra civil] seré el único traumatólogo del centro".La organización no gubernamental (ONG) Médicos de Mundo es la que apadrina esta expedición. "Me hacía falta rearme moral. La idea era ir hacia allá cuando terminara la huelga. Pero a la vista del cese preferí que fuera cuanto antes. Trato de recuperar esa sensación de ser útil de verdad. Sentimiento que pierdes en parte cuando te metes en la máquina burocrática afirma Cotón.

En las imágenes de televisión y medios de comunicación ha quedado una imagen para el recuerdo: decenas de camas repartidas por los pasillos del hospital Virgen de la Salud, saturado de enfermos debido a la negativa de los médicos a conceder altas. Los bebés recién nacidos recibiendo tiernos arrumacos de sus padres en medio del tráfico de limpiadoras, pacientes y visitantes.Crítico con las dos partes

Cotón, que afirma que "ahora, pasados unos días, me reafirmo en lo dicho y me siento liberado", no duda en reconstruir los incidentes que le llevaron a ser expulsado de su cargo y le devolvieron a su antiguo puesto de traumatólogo de a pie, después de ser publicada su carta en la sección Cartas al Director de EL PAÍS. Primero, empieza por lo que de verdad le importa: "Si la huelga de médicos se cierra en falso, que creo va a ser lo más probable, la imagen de la sanidad pública quedará muy deteriorada y no dudo que esto será aprovechado por algunos sectores para pedir determinadas reivindicaciones: más conciertos con el sector privado y pérdida de peso progresivo del sistema público".

Con un planteamiento así, similar al de la Administración, ¿por qué el despido? "Mi postura es tan crítica con la CESM como con la Administración. Los médicos en huelga del hospital de Toledo se negaron a cumplir con los mínimos en lo que respecta a las altas, y la gerencia no hizo nada por impedirlo. Cada uno manejaba sus propias razones y en los dos casos se olvidaron de los pacientes. La CESM creía que bloqueando el hospital el Insalud terminaría cediendo, y la Administración pensaba que los enfermos acabarían por enfrentarse a los facultativos. Las dos posturas son igualmente criticables porque a los que ocupaban las camas en los pasillos no se les daba ninguna opción".

Esto en lo que hace referencia a la situación concreta del centro que le tocaba subdirigir. Sobre planteamientos generales, su opinión sigue siendo igual de ecuánime y reparte bofetadas verbales a partes iguales. "Éticamente, creo que una huelga indefinida en sanidad no tiene sentido. Por otro lado, este paro era sospechoso desde el principio tanto por las fechas, coincidentes con las elecciones autonómicas, y municipales, como por la propia ideología conservadora de la CESM, contraria al sistema público".Razones médicas

Hasta aquí, las críticas a los convocantes del conflicto. La Administración tampoco se salva. "La dirección general nunca ha sabido valorar que detrás de la CESM había otra gente e incluso partidarios a ultranza de la salud pública. La falta de inversiones en los hospitales, el asunto de la carrera profesional, el tema retributivo o los mecanismos tan rígidos para administrar, sumado al sentimiento de que los médicos estamos siendo maltratados por la sociedad con el aumento de las demandas judiciales, hicieron que la mayoría se uniera a las reivindicaciones del sindicato médico. Razones no faltan para protestar y no sólo son económicas, que también", no duda en resumir Cotón.

Fernando Cotón tiene apenas unas horas para prepararl6todo y volar hacia Split, en Croacia (la entrevista se realizó poco antes de salir el jueves hacia el aeropuerto). Al despedirse plantea velozmente su propia declaración de principios sobre la sanidad pública: "Yo me siento bien pagado. Por trabajar en el hospital dejé, en 1978, un puesto en un pueblo donde cobraba 140.000 pesetas, para empezar ganando en Toledo 64.000. Me gusta mi trabajo. Sin embargo, las cosas en la sanidad pública deben mejorar".

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